Las mujeres abrieron hace tiempo las puertas del beisbol y su presente dentro y fuera de los diamantes cada vez es más brillante.

En la Selección Mexicana de beisbol que debutará este sábado en el Clásico Mundial de Beisbol , el panorama no es diferente.

Ahí, los nombres de Mariana Patraca y Maritza Castro suenan fuerte. Son la Gerente de Operaciones y la Athletic Trainer, respectivamente.

Mariana nació y creció en la Ciudad de México. Su padre laboraba en la empresa dueña de los Tigres Capitalinos de la Liga Mexicana de Beisbol, y recibir dos boletos para ir al Parque Deportivo del Seguro Social la encaminaron al beisbol profesional.

“Me fui poco a poco involucrando, hasta que un coach de los Tigres me dijo: por qué no juegas. Fui a la Liga Olmeca y no había beisbol para niñas, pero así empecé a jugar softball”.

Su determinación fue creciendo con el amor al deporte, “esto es lo que quiero en mi vida, siempre todas las acciones fueron para estar en el beisbol”.

ECONOMISTA DEL BEISBOL

Zacoalco de Torres en el Estado de Jalisco, vio crecer a Maritza Castro, una niña que pasaba sus días entre la práctica de la danza y el futbol.

Originaria de Indio, California, regresó siendo muy pequeña a México donde se convirtió en deportista de alto rendimiento en el softball, deporte en el que representó a México en Juegos Panamericanos.

“Fui creciendo con el amor al deporte, como jugadora fue pura disciplina y amor. Nosotras teníamos que buscar apoyos, recuerdo que un día tuvimos que viajar 36 horas en autobús de la Ciudad de México a Texas. Hubo carencias”.

Graduada en Economía y con maestría en Gerencia Deportiva, cuenta con un sinfín de certificaciones en el mundo del beisbol, desde umpire hasta cómo cortar el césped de un diamante. “Hice muchas cosas como voluntaria, hasta en estacionamientos de estadios trabajé. Mi primer trabajo fue como coach en la Universidad de California, también fui coordinadora de pitcheo con MLB en Compton, California. Una parte crucial es que cuando hice la maestría, todas mis materias las enfocaba al beisbol”.

La tesis de maestría sobre los jugadores latinos de Ligas Menores y la influencia de su entorno en ellos a nivel económico, psicológico, cultural y educativo, le abrió las puertas de la organización los San Francisco Giants.

Se convirtió en profesional de la kinesiología egresada de la Universidad de San Diego State. Tras graduarse de la maestría, tuvo una primera incursión al futbol con los Tuzos del Pachuca .

Pero el beisbol la recuperó. “Antes de regresarme ya estaba aplicando para equipos de beisbol. Ya me habían dicho y recomendado que trabajara en beisbol, porque se estaban abriendo las puertas para mujeres y gente bilingüe. Cuando me dieron el trabajo, me dijeron que la posición era para ir a la República Dominicana. Entrar al beisbol no es fácil, tienes que conocer a alguien o tener un currículum bien completo para que te tomen en cuenta”.

“No todo es color de rosa”, acepta Mariana. “De repente con un equipo me costaba trabajo sentarme en una sala de reuniones, pensaba que mi palabra no era valorada. Cuando veía a un hombre hablar lo mismo que yo pensaba, me daba cuenta de que no estaba tan mal. Soy de la minoría de la minoría (mujer y latina), pero no es impedimento. Agarro el camino largo, pero al final lo puedo hacer”.

Maritza también ha padecido, “porque tienes que hacer el doble de trabajo, porque sabes que no te puedes equivocar. Como mujer necesitas demostrar. Jugadores que dudan o te cuestionan”.

De la mano, ambas han concretado un sueño en el Clásico Mundial de Beisbol 2023. “Sabemos lo que hemos pasado, trabajamos en el mismo equipo invernal (Leones del Escogido de la República Dominicana). Estar las dos juntas era un sueño, estamos felices y emocionadas con el reto”, valora Maritza con una sonrisa en su rostro.

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