Interpretar los hechos históricos acontecidos hace 500 años a través de los valores morales y sociales de hoy, representa ingenuidad -o perversidad- por parte de quienes quieren estimular la confrontación.

México necesita una oposición sólida y competitiva para combatir el populismo. Sin embargo, para ello se requiere de actores políticos honorables y con una trayectoria limpia.

Esta reforma judicial destruye un sistema de contrapesos que impedían la concentración de poder en el titular del Poder Ejecutivo. A partir de ahora éste tiene eliminada la última aduana que impedía la consumación de abusos.

La reforma judicial que se está impulsando para septiembre y su propuesta de desaparición de organismos autónomos tendrían un impacto destructivo descomunal: México dejaría de ser el país democrático que es hasta hoy.

Se están endosando al nuevo gobierno compromisos económicos que detonarán en el futuro, pues hasta hoy los datos han estado maquillados y otros han sido ocultados.

Es evidente que se debe reformar la actividad del Poder Judicial, pero sin someter a esta institución que resguarda la constitucionalidad y al “estado de derecho”.

El problema de la extorsión seguirá creciendo. Este debiese ser el primer reto que asuma el próximo secretario de Economía, Marcelo Ebrard, si quiere impulsar el crecimiento de nuestro país.