La médico cirujano, Martha Patricia Fernández Guzmán, es la militar en activo de más alto rango en el Ejército mexicano: general de Brigada, con 43 años de servicio.

Actual directora de la Escuela Militar de Medicina y comandante del Centro Militar de Ciencias de la Salud no tiene duda de que existen las condiciones para que una mujer esté al mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

En entrevista con EL UNIVERSAL, considera, sin embargo, que todavía no hay la jerarquía y antigüedad suficientes porque apenas están llegando a los grados altos, de un movimiento que se inició en los años 70.

Amante de la pintura y de la poesía, Fernández Guzmán afirma que cuando ingresó al Ejército, en 1977, el grado máximo que tenían las mujeres era de capitán primero, “no había más”, y ahora existen las condiciones para alcanzar el más alto que es el de general de División, por lo que, señala, “es cuestión de tiempo” para que haya más mujeres generales.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la general de Brigada dice que ha formado parte de las transformaciones y oportunidades que la Sedena ha brindado.

¿Qué oportunidades se han abierto en el Ejército?

—Desde que entré en 1977 a esta fecha, ha habido grandes transformaciones, grandes oportunidades de desarrollo, se han abierto más planteles a la formación de la mujer; de 6% que éramos hace ochos años, ahorita somos aproximadamente más de 13% de la población del Ejército.

¿Usted es la primera general de Brigada?

—Yo soy la primera general de Brigada en activo en toda la historia del Ejército, así que las oportunidades no sólo se han abierto en el campo laboral, sino también en el campo de la jerarquía y esto es una oportunidad muy grande, la mayoría del Ejército mexicano estamos constituidos por gente del pueblo, somos pueblo.

Su trayectoria es una muestra de que sí han habido la transformación, ¿qué ha significado la apertura de espacios para las mujeres de la Sedena?

—Así es. Mi mamá era enfermera militar y la transformación es notoria. Si hablamos de la historia del Ejército desde 1917, la mujer en esos inicios sólo hacía funciones, —estábamos en la Revolución con nuestros hombres— de acompañamiento, de cuidado, de atención del enfermo, preparar la comida.

Después, cuando termina la Revolución, la mujer se queda en hospitales, se queda como afanadora, pero su aceptación es limitada.

Más adelante empiezan en servicios, donde se suponía que el de la mujer era muy parecido a la función que desarrollaba en el hogar.

Se abre después, en los años 30, la Escuela Militar de Enfermería, pero cabe destacar que todavía la mujer no tiene voto; sin embargo, el Ejército ya le da oportunidades de desarrollo y de crecimiento.

Ya con el tiempo podemos hablar de la evolución, más o menos para las años 70 se empiezan a abrir más planteles, de hecho aparece el primero de origen mixto que es la Escuela Militar de Odontología, pero en 1973 un plantel que era masculino, que era la Escuela Médico Militar, creada en 1917, se vuelve una escuela mixta, es esa la primera incorporación real, genérica, de un plantel masculino a uno mixto, actualmente sigue siendo así.

¿Qué apertura para las mujeres militares ha notado?

—Se han abierto más espacios. Por ejemplo, el Colegio era inicialmente sólo para Administración de Intendencia, pero ahora ya lo es para zapadores y, artilleras. Además, se abrió el Colegio del Aire y ya tenemos mujeres piloto, se abrió no sólo la Escuela de Transmisiones sino también la Escuela Militar de Transmisiones, la Escuela Superior de Guerra también ha admitido mujeres y es así como se ha incrementado la incorporación en aspectos de profesionalismo.

También en este siglo se crea el Observatorio de Equidad de Género, donde se vigilan esas situaciones de hombres y mujeres para que puedan desempeñarse con igualdad y con equidad.

¿Cómo califica las contribuciones que las mujeres han hecho a las Fuerzas Armadas?

—Diría yo que, lo que a lo mejor en su momento fue un experimento, se ha convertido en realidad nacional, en la que hombres y mujeres contribuimos de manera igual a todas las cosas.

¿Cuál considera que es la contribución más importante que han hecho a México las mujeres dentro de las Fuerzas Armadas?

—Yo creo que eso tiene que ver mucho con la sensibilidad de la mujer, se ha visto no sólo en México, sino en el mundo, que las mujeres funcionan en aspectos de gestionar la paz, es así que mexicanas han participado a nivel internacional, como también en la ONU, para funciones de paz, eso yo creo es una contribución muy importante y trascendente.

Dado que usted es la primera general de Brigada en activo, ¿hay condiciones para que una mujer pueda ser titular de la Sedena?

—Sí las hay, el problema actual es que todavía no tenemos mujeres con la jerarquía suficiente y la antigüedad para llegar a esos cargos porque ya existen, desde el momento que tenemos la oportunidad en el Colegio Militar y el Colegio del Aire para que lleguen, lo que falta es antigüedad.

¿Qué experiencia se requiere?

—Este año cumplo 43 años de servicio, que más o menos un hombre se lleva 35 ó 40 años, una mujer también puede alcanzar los grados cercanos al que podamos llegar a general de División, actualmente no hay mujeres con grado de general de División que sería el tope máximo.

Sin embargo, si todavía alcanzo, sí lo alcanzo por edad, pero no sabemos qué nos depare la vida yo me puedo retirar como general de División y ya tengo el máximo tope que puedo alcanzar como médica.

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