El 21 de marzo de 2018, a las 14:00 horas, la periodista María Elena Ferral recibió una llamada de su colega Leobardo Vázquez Atzin, dueño del portal Enlace Informativo Regional. Había recibido un mensaje: “Te va a cargar la verga, marrano”.

Ferral le pidió unas horas a su amigo para juntar 2 mil pesos y llevarlo desde el municipio de Gutiérrez Zamora hasta Xalapa, para denunciar.

No le dio tiempo. Seis horas después, a las 20:00 horas, Elena llamó a Leobardo para decirle que saldrían temprano al día siguiente; sin embargo, quien contestó fue la esposa del periodista: “¡Lo acaban de venir a matar!”

A partir de ese momento, Ferral emprendió una búsqueda hasta que entregó a las autoridades nombres y apodos de los presuntos responsables, ligados a Los Zetas. Dos fueron detenidos e imputados por el crimen. Otro fue asesinado y el cuarto permanece prófugo. Ella resolvió el caso. Si algo había acumulado, en 30 años de carrera, eran las mejores fuentes en todo el norte de Veracruz. Conocía la compleja red de poder político y económico en la región Totonaca y parte de la Huasteca. Así, se convirtió también en objetivo. El 30 de marzo de 2020 fue asesinada.

El Grupo Totonacapan

Leobardo no fue el único que buscó a María Elena cuando la muerte lo acechó.

En los artículos de Ferral, se documentaba la violenta lucha por los intereses en juego en un territorio en el que por décadas caciques han concentrado y heredado cargos públicos a familiares, según la red de vínculos que, por primera vez, esta investigación de la ALIANZA DE MEDIOS MX pone en evidencia.

El norte del estado es una de las zonas más codiciadas en la entidad por sus riquezas, especialmente los combustibles. En Papantla, el municipio más grande de la zona, el poder se hereda.

Dos integrantes de una misma familia, los Romero, gobernaron Papantla los últimos siete años (2014-2021). El perredista Mariano Romero sucedió en 2018 a su tío, Marcos Romero Sánchez.

Los Romero forman parte del Grupo Totonacapan, organización a la que Ferral siguió la pista hasta su muerte y que acusó de cometer una serie de asesinatos en el municipio vecino de Gutiérrez Zamora (donde ella nació) para ampliar sus dominios.

El líder del grupo, expuso Ferral, es Basilio Picazo, exdiputado de Papantla, exalcalde de Coyutla y desde 2019 prófugo, acusado de ser el autor intelectual del asesinato de la periodista.

Ferral se refería en sus columnas al Grupo Totonacapan como los dueños del poder en Papantla y sus alrededores durante las últimas dos décadas. Dos hombres figuran como pilares de esta organización: Basilio Picazo y Rómulo Salazar Macías (fallecido en octubre de 2021).

Picazo fue dos veces presidente de la Asociación Ganadera de Coyutla; alcalde de ese municipio, de 2001 a 2004; funcionario en el gobierno del priista Javier Duarte, y diputado por Papantla entre 2016 y 2018.

Los señalamientos de corrupción y abuso de poder contra Basilio se dieron desde los primeros meses de su administración como alcalde de Coyutla.

En 2004, el entonces síndico, Miguel Alonso Vázquez, y la regidora Hortensia Escudero, acusaron a Picazo por desvíos de recursos ante el Congreso local y el Órgano de Fiscalización estatal.

El 24 de abril de 2005, Vázquez ratificó su denuncia por corrupción contra Picazo. Trece días después, el exsíndico fue asesinado. Días antes del atentado, el político buscó a Elena Ferral para revelarle un dato: había recibido amenazas de Picazo.

Por el crimen del exsíndico fueron detenidos en julio de 2005 dos autores materiales: Vicente Rodríguez Lazcano y Rodolfo Carballo Rivera. Uno de ellos declaró haber recibido 70 mil pesos de Picazo, según consta en la causa penal 116/2005. La autoridad giró la orden de aprehensión 116-2205 contra el exalcalde, pero nunca fue detenido.

Ferral entregó la grabación de su entrevista con Alonso a las autoridades que investigaban el crimen. Días después, hombres desconocidos dispararon contra ella afuera de su casa, hiriéndola en una pierna.

Dos exprocuradores de justicia de Veracruz, el hoy notario Emeterio López y Salvador Mikel Rivera (fallecido en 2015), no lograron capturar a Basilio.

En febrero de 2009, Mikel solicitó a un juez de Papantla la revocación de la orden de aprehensión girada contra Picazo y dio por concluidas las pesquisas.

El exgobernador priista Fidel Herrera declaró que el crimen había sido esclarecido.

Rómulo Salazar, el otro pilar del grupo, fue candidato a alcalde de Papantla por el PRI y diputado federal. También fue señalado por Ferral de un ataque en su contra en 2012. Aquella ocasión, hombres dispararon contra ella y su familia en una carretera de Papantla; la periodista impactó su carro contra un tráiler y sufrió diversas lesiones.

Impunes, Rómulo Salazar y Basilio Picazo continuaron acumulando poder en la región Totonaca. Aunque no aparecían en boletas electorales o cargos públicos, sí lo hicieron sus hijos, sobrinas y hermanos. En 2015, por ejemplo, impusieron a dos mujeres como candidatas a la diputación federal por Papantla. Por el PRI, María Luisa Picazo (hermana de Basilio y Benito Picazo), compartió fórmula con Érika Romero Copca, y por el PRD, Heidi Salazar (hija de Rómulo).

La fiscal amiga

En 2016, Ferral denunció penalmente a Picazo, entonces candidato a la diputación local por Papantla, a propuesta de la Confederación Nacional Campesina (CNC), agrupación muy poderosa en Veracruz en aquellos años. Lo señaló de sostener frente a reporteros que a ella “le quedaban pocos días de vida”.

Picazo coincidió y mantuvo amistad con la hoy fiscal Marcela Aguilera, quien fungió durante años como secretaria de la CNC de Veracruz. El 16 de marzo de 2016, en el último año como legisladora, Aguilera acompañó a Basilio a inscribirse por la diputación de Papantla. Ambos fueron retratados en las instalaciones del PRI estatal, en Xalapa.

Cuatro años después, Aguilera fue designada fiscal de investigaciones ministeriales por la fiscal general de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns, quien ha reconocido públicamente su amistad con ella.

Aguilera es la responsable directa de investigar y capturar a Picazo por el crimen contra Ferral. ALIANZA DE MEDIOS MX solicitó una entrevista para que aclarara su cercanía con Picazo, pero no hubo respuesta.

Cuando decidieron matarla

Ferral explicó en su columna Polaca Totonaca por qué meses antes de definirse las candidaturas de cara a 2021 en esa región fueron asesinadas tres personas, dos de ellas potenciales aspirantes a la alcaldía de Gutiérrez Zamora. Las víctimas fueron: Alberto René Cancino Álvarez, Martín Villanueva Malpica y José Ramón Pérez Cano.

La periodista atribuyó estas muertes al Grupo Totonacapan: “Esto que se observa es apenas el comienzo de la lucha por el poder, de aquellos caciques que no se detienen ante nada”.

A diferencia del pasado, Ferral ya no sólo escribiría de las elecciones en cada una de sus columnas, sino que sería protagonista. Había aceptado ser candidata a gobernar este municipio, donde nació en 1968. Toda la información acumulada y su influencia en los diferentes círculos la convirtieron en adversaria directa para los políticos que aspiraban a gobernar Gutiérrez Zamora, pero también otros municipios.

El 12 de marzo de 2020, escribió: “En este nuevo escenario político, la lucha por el poder será encarnizada (…) y sin lugar a dudas habrá más crímenes políticos en esta región”.

Tres días después de la publicación, el 15 de marzo, Basilio Picazo compartió en su Facebook un post de María del Carmen Álvarez Santiago, quien escribió: “Ella es María Elena #Fecal, perdón, María Elena Ferral”.

Álvarez fue titular del Instituto Municipal de la Mujer en Coyutla, en el gobierno del sobrino de Basilio. Funcionarios de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas (CEAPP) sostuvieron a ALIANZA DE MEDIOS MX que Ferral documentó y reportó cómo la funcionaria emprendió una campaña de desprestigio en su contra.

El mismo 15 de marzo de 2020, María del Carmen Álvarez se refirió a Ferral como “Hija de perra”. Picazo respaldó el post con un “Me gusta”.

El 17 de marzo, ambas discutieron en la red social y, además de intercambiar descalificaciones, advirtieron con denunciarse. Catorce días después Elena fue interceptada y asesinada por dos hombres frente a una notaría de Papantla.

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