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Hasta el momento, 81 días de huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) han generado pérdidas por 30 millones de pesos, que 58 mil alumnos hayan perdido el trimestre y que 9 mil 929 trabajadores tengan suspendidas sus actividades, de los cuales 5 mil 445 son sindicalizados y no han cobrado sus salarios en seis quincenas.

Entre un año y 18 meses podría costarle a la institución recuperarse y volver a la normalidad, tras la huelga más larga de su historia.

El fin de semana pasado el rector general, Eduardo Peñalosa Castro, reiteró que la UAM ya ha ofrecido lo que puede al SITUAM: 3.35% de aumento salarial y 3.1%, al tabulador.

Las afectaciones se contabilizan en 30 millones de pesos, referentes a la pérdida de material y reactivos en investigaciones que requieren experimentación en laboratorio, que pueden perder el financiamiento externo o que se tienen que recalendarizar.

“Las afectaciones materiales en términos económicos ya ascienden a más de 30 millones de pesos. Esa cifra sale de lo que requieren muchos de los proyectos de naturaleza experimental en los que tenemos células, seres vivos o sustancias químicas cuya vigencia cambia. Son caducos y de alguna forma hay que adquirirlos”, dijo el secretario general de la UAM, José Antonio de los Reyes Heredia.

A la fecha, de acuerdo con cifras de la institución, 3 mil académicos han interrumpido sus labores de docencia, se han suspendido más de mil investigaciones y múltiples servicios a la comunidad, además de las actividades culturales.

Estas cifras se suman a los cálculos de cuando menos 50 estudiantes de movilidad nacional e internacional que regresaron a sus ciudades de origen, luego de haberse detenido el pago y entrega de becas.

Las ferias libreras en las que no participó la UAM y que han implicado costos de cancelación representaron la pérdida de 1.7 millones de pesos.

La experiencia más cercana de una huelga de esta extensión es lo ocurrido durante los años 1994 y 1996, cuando se acumularon 90 días en paro de actividades. En ese entonces, explicó De los Reyes Heredia, se necesitó entre un año y año y medio para regresar a la normalidad académica.

La que se desarrolla actualmente es la huelga más larga que ha enfrentado la UAM desde su fundación.

Anteriormente, el conflicto que se había extendido durante más tiempo fue el de 2008, cuando el SITUAM mantuvo la huelga durante 64 días, límite que se rebasó el pasado 5 de abril. En los 45 años de historia que cumplirá este año, la universidad ha perdido 400 días de actividades por 17 paros laborales.

De acuerdo con el presupuesto de la UAM para 2019, la universidad tiene ingresos por 8 mil 253 millones 80 mil pesos, de los cuales destina 86% para el pago de servicios personales, es decir 7 mil 156 millones 473 pesos para salarios, becas, incentivos, compensaciones del personal y premios.

La huelga no tiene visos de terminar en el corto plazo: la institución acusa intransigencia por parte del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM) por no reducir sus expectativas ni aceptar la propuesta. Ampliar la oferta salarial podría poner en riesgo las finanzas de la institución, se argumenta.

La organización laboral denuncia que la universidad no ha modificado sus propuestas iniciales de un incremento salarial de 3.35% y 3.1% al tabulador, que se ofrecieron en enero.

Los puntos que han atorado el avance de las negociaciones son el incremento salarial que ofreció la UAM, un total de 6.45%, que es la suma del aumento al salario más el tabulador, pero el sindicato exige que el ofrecimiento sea más alto, así como la restitución de la materia de trabajo, es decir, que las plazas que se han creado para que personal de confianza haga labores que corresponden al personal sindicalizado se reintegren a trabajadores de base, lo que la universidad ha rechazado porque implicaría realizar “un despido masivo”.

El sindicato ha propuesto que para lograr mejorar la oferta de incremento salarial se reduzcan tanto los salarios como las compensaciones y estímulos adicionales que perciben funcionarios de primer nivel.

La respuesta de la universidad es la misma: se reducirán dichos salarios, pero el dinero se utilizará para las funciones sustantivas de la institución.

“No hay disposición ni interés. Durante dos meses hemos venido escuchando ‘no’ y ‘no’. La autoridad universitaria está castigando al sindicato por haber ejercido su derecho de huelga. Si las autoridades nos quieren matar de hambre, no se les va a hacer”, dijo el profesor Javier Herrera, asesor jurídico del sindicato.

Hasta el momento, los sindicalizados no han cobrado seis quincenas, situación que no comparten 2 mil trabajadores de confianza.

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