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Al pie del palacio municipal todavía se encuentran los escombros que aplastaron a una mujer embarazada. Su muerte fue tan terrible que provocó el infarto y fallecimiento de una empleada que salió corriendo del inmueble histórico y vio el cuerpo destrozado por el peso de las rocas.

Otra trabajadora murió también en esa zona, víctima del colapso en los laterales del ayuntamiento de Jojutla, el municipio más golpeado por el sismo del martes 19 de septiembre.

Un video que circula en redes sociales muestra el cuerpo de Mónica Martínez Quiroz tendida al suelo, quien esperaba el nacimiento de su segundo hijo.

Su precaria condición económica la obligaba a limpiar casas para mantener a su primer hijo de seis años, porque estaba recién divorciada. Tenía 30 años de edad y quienes la conocieron la describen como una mujer que sorteó todos los obstáculos que le puso la vida.

Pero el 19 de septiembre fue presa del sismo magnitud 7.1 escala Richter, con epicentro en Axochiapan, Morelos, y falleció en la explanada del zócalo municipal. Con ella murió su bebé y ambos tenían su domicilio en el municipio de Tlaquiltenango, el más grande de la entidad morelense.

Mónica acudió al ayuntamiento, sus familiares dicen que salió confiada hacia Jojutla para realizar con rapidez un trámite, puesto que la conocían muy bien en el lugar.

A las 13:14 horas salió del palacio municipal, pero la tierra vibró con tal coraje que colapsó el reloj de la torre municipal. El peso del crónometro arrastró una parte de la fachada principal y los escombros cayeron sobre ella, se encontraba justo debajo del reloj, al centro de la fachada del ayuntamiento.

El temblor resquebrajó la vieja estructura del edificio histórico, la echó abajo y cayó sobre la futura madre. El brutal impacto causó la expulsión del bebé, su pequeño cuerpo fue encontrado a un costado de su madre.

Del palacio municipal salió corriendo la trabajadora municipal Jequelia Cuevas Álvarez y en su trayecto se topó con el cuerpo destrozado de Mónica. La impresión le provocó un infarto fulminante. Sus compañeros de trabajo trataron de reanimarla y pensaron que estaba sólo desmayada. La tomaron de la cabeza, pero su cuerpo estaba débil, sin fuerza, y alejaron a las personas que la rodeaban.

“Atrás, atrás, no le quiten el aire. Hey, hey, no graben eso, no tomen fotografías”, gritaron los hombres que ayudaban a Jequelia.

En una calle contigua al ayuntamiento, un par de reporteros acudieron al recinto oficial para realizar una entrevista, pero el temblor los tomó por sorpresa en plena vía pública.

Así atestiguaron la destrucción que causó el terremoto, pero también el pánico dibujado en los rostros de sus vecinos. Era la hora de la salida de los niños de primaria del turno matutino, la entrada del vespertino; las señoras realizaban sus compras en el mercado local y los trabajadores del corredor comercial de Jojutla se aprestaban a buscar un lugar para comer.

Los periodistas vieron los escombros sobre un par de cuerpos femeninos y junto a ellos la bandera que ondeó por los festejos patrios. Dicen que la tomaron y colocaron cerca de los cuerpos.

El movimiento telúrico cobró la vida de 17 personas en Jojutla, provocó estragos en las 19 colonias de la ciudad, de acuerdo con reportes preliminares, gran parte del centro tiene que ser demolido porque 300 edificaciones se vinieron abajo.

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