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A unos los abuchean y a otros les aplauden. Así han sido recibidos en las gasolineras los conductores de las pipas de Pemex que salen del centro de abastecimiento en la colonia Plenitud, alcaldía Azcapotzalco.

Ayer por la mañana más de un centenar de vehículos con capacidad de 20 mil litros salieron de este sitio con diferentes destinos; algunos hacia el Estado de México y otros a la zona norte de la capital.

Antes de salir de este lugar, tres soldados revisaron las pipas de manera minuciosa y luego los conductores avanzaron apenas unos metros de distancia para responder las preguntas de un policía que sostenía una hoja blanca con una lista escrita.

A uno de ellos el uniformado pregunta: “¿A dónde va?”. “A Camarones”, contestó.

Al escuchar esa respuesta, el oficial volteó hacia otros policías que aguardaban a un lado de sus motocicletas y señaló a uno de ellos, de apellido Valencia, para que custodiara la pipa.

Así, con ese ritmo de trabajo y organización, los conductores de Pemex y los policías trabajaron juntos desde los últimos días, ante el desabasto de combustible en algunas gasolineras del Valle de México.

Antes de que ese vehículo de Pemex se dirigiera a Camarones había abastecido a tres estaciones, dos de ellas por la zona y una más alejada, en una estación de Santa María Cahuacan, en el municipio Nicolás Romero en el Estado de México, a 40 kilómetros de distancia.

El policía Valencia, del sector Tacubaya, también había protegido cuatro pipas antes de ésta y explicó que así seguiría todo su turno.

Ese trayecto no tuvo inconvenientes, fue rápido por la cercanía de la gasolinera designada y además porque no había tráfico. Sin embargo, no siempre los viajes fueron así y menos en las últimas horas.

De acuerdo con un transportista, mientras conducía a una gasolinera de la Ciudad de México la gente le aventó una botella, otros lo abuchearon, pero hubo quienes también se alegraron al verlo. Él, sin “tomárselo personal”, sólo siguió su camino.

El viernes por la tarde le ocurrió algo similar a uno de sus compañeros, puesto que en un bloqueo de taxistas en la Calzada Ignacio Zaragoza, los manifestantes se alegraron al verlo, pero cuando él les dijo que tenía instrucciones de abastecer una estación del Estado de México, se molestaron.

Una vez que una pipa de 20 mil litros arriba a una gasolinera, el contenido tarda en descargarse aproximadamente 17 minutos y es hasta después de otros 15 minutos cuando los despachadores atienden a los automovilistas, puesto que, explican, esperan a que la tierra o piedras que puede tener el contenedor se asienten y no se obstruyen las mangueras.

Cuando el transportista de aquel vehículo de Pemex que llegó a una estación de Camarones estuvo vacía, el conductor subió a su unidad y se dirigió de nuevo al centro de abastecimiento.

En tanto, en el centro de distribución de Azcapotzalco, helicópteros tipo Black Hawk de la Secretaría de Marina realizaron operativos aéreos, mientras salían pipas cargadas de combustible para distribuirlo en gasolineras.

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