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Segundos después de que despertó Elva Nieto Pérez, maestra del quinto grado en una escuela de municipio de Mapastepec, pudo traspasar el corredor donde acostumbra tomar el fresco con su familia y cuatro segundos después su vivienda colapsó.

Ella y sus hijos se salvaron de quedar atrapados por el techo, porque siempre que ocurre un sismo, salen a la calle “como una costumbre”, ya que Pijijiapan es uno de los municipios con mayor actividad sísmica en la costa de Chiapas.

Una semana después del terremoto, los habitantes de Pijijiapan, municipio donde se ubicó el epicentro, han limpiado las casas que fueron dañadas, la mayoría de ellos ha llevado papeles al ayuntamiento para inscribirse en el padrón de afectados, aunque algunos han preferido esperar al personal que realiza un censo en cada una de las viviendas.

Guadalupe Nieto Pérez, hermana de la maestra, tuvo más suerte, ya que el techo no colapsó, pero su vivienda está inhabilitada.

Desde el pasado viernes 8 de septiembre, las hermanas Nieto Pérez viven con sus hijos en una galera que se ubica frente a la morada que les heredó su padre y que será demolida en próximos días.

Aun cuando el epicentro del terremoto se ubicó a sólo 133 kilómetros al sureste de Pijijipan, las antiguas casas, que en su mayoría datan de principios del siglo XIX, quedaron de pie y sólo sufrieron leves cuarteaduras y algunas tejas sólo se corrieron de los techos.

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