El petróleo, al ser un recurso natural, ha tenido presencia en México desde tiempos prehispánicos. Fue hasta 1876 que un estadounidense descubrió yacimientos petrolíferos en Tuxpan, Veracruz, que no pudo explotar .

Durante el Porfiriato se dieron muchos beneficios insuperables para que empresas estadounidenses, inglesas y holandesas pudieran explorar, descubrir y explotar petróleo en territorio mexicano. Para 1933 se creó la Compañía Petróleos de México, Petromex, antecedente de Pemex.

De esa forma, de 1901 a 1938, miles de millones de barriles de petróleo salieron del país, mismos que en dinero para Hacienda se tradujeron en sólo unos cuantos miles de pesos y en centavos para los obreros.

Todo cambió con la Constitución de 1917, que permitió la formación de sindicatos y, gracias a ello, en 1936 empezaron las demandas colectivas de incremento salarial y el mejoramiento de las condiciones laborales en la industria petrolera.

La Junta de Conciliación y Arbitraje falló a favor de los obreros petroleros, dictando un aumento de 20 millones de pesos para los sueldos. Las empresas petroleras se indignaron ante las sentencias y, en respuesta Lázaro Cárdenas decretó, el 18 de marzo de 1938, la expropiación de todos sus bienes muebles e inmuebles, maquinaria, instalaciones, edificios, oleoductos, refinerías, tanques de almacenamiento, vías de comunicación, estaciones y embarcaciones. A casi tres meses de la expropiación, el 7 de junio de 1938, se creó por decreto presidencial Petróleos Mexicanos, Pemex, única empresa petrolera mexicana.

En México, las décadas de los años 40 a los 70 se caracterizaron por un crecimiento sostenido de una nación que se industrializaba y modernizaba: el llamado Milagro Mexicano.

Esta bonanza se debió también al impulso de la economía por la Segunda Guerra Mundial y abarcó los sexenios de Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés, quienes apoyaron la consolidación del mercado interno y la inserción de México al comercio mundial. En México se producía lo que se consumía.

El Charrito Pemex. En entrevista, Aldo Solano, historiador de arte especializado en diseño industrial nacional, considera que PEMEX se convertía en referente para el país: “era parte de nuestro orgullo”.

Esto se apreciaba en los letreros de sus oficinas y estaciones de servicio: CONSUMA LO QUE EL PAÍS PRODUCE, una invitación que hoy sólo vemos de manera masiva en el “#consumelocal” de las redes sociales. Anuncios y productos tomaron los colores de la bandera que los identificaba como empresa mexicana en beneficio de mexicanos: todo con la terminación “mex”.

PEMEX necesitaba de una imagen que lo distinguiera de manera local e internacional, una campaña gubernamental, así nació “El Charrito de PEMEX”, en los años 50.

Caricatura de un personaje regordete con piernas arqueadas que se veía en gasolinerías, bombas, folletos e instructivos de la empresa.

Diversos blogs indican que estaba inspirada en Álvaro Sánchez Otero, señor contratado por PEMEX para hacer tours de promoción de sus productos. EL UNIVERSAL buscó con quién verificar este dato sin lograrlo hasta el cierre de esta edición.

En los años sesenta la empresa remodeló sus oficinas de Avenida Juárez, pasaron de un estilo neocolonial a uno moderno, con muros de vidrio. Casi una década después, cambió sus oficinas a Marina Nacional en la Torre que hoy lleva su nombre.

Fue en 1988, en el Aniversario número 50 de la expropiación petrolera, que se ideó el logo actual formado por una gota de aceite y la cabeza del águila del escudo nacional.

En 1989 apenas tomaba la presidencia Carlos Salinas de Gortari cuando ordenó la detención de Joaquín Hernández Galicia, conocido como “La Quina”, entonces líder del sindicato petrolero desde 1958, a quien se consideró una figura de la corrupción dentro de la paraestatal y a su sindicato como un obstáculo.

Además, se mantuvo al frente durante los sexenios de López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría Álvarez, López Portillo, Miguel de la Madrid y el inicio de Salinas de Gortari.

“La Quina” fue detenido por amenzar a Salinas con hacer una huelga si privatizaba PEMEX.

Para 1992, a la par del descubrimiento de grandes yacimientos petroleros, se expidió una nueva ley: la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y Organismos Subsidiarios, con lineamientos básicos y atribuciones de PEMEX como órgano descentralizado.

En la década de los 2000, tuvo varias transformaciones. Empezó cambiando de nombre: de empresa Paraestatal a Empresa Productiva del Estado. A fines del 2013 fue aprobada la Reforma Energética y con ella más cambios para la industria petrolera, como inversiones extranjeras o su asociación con multinacionales como Shell, ExxonMobil, Chevron, Total o BP, entre otras que ya tienen expendios en el país. Hoy, los casos de corrupción de PEMEX en años recientes han desdibujado su imagen que antes era motivo de orgullo.

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