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Pedir dinero intimidando verbalmente a los usuarios del transporte público es un fenómeno en crecimiento en las ciudades y es practicado, en su mayoría, por jóvenes y delincuentes que se aprovechan de la situación de inseguridad, consideró el investigador Martín Barrón Cruz.

Esta conducta, aseguró el especialista en criminología del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) está vinculada más a la mendicidad que a la comisión de un delito, aunque reconoció que si se realiza con violencia, sí puede catalogarse como robo a transeúnte.

“Al pedir no está cometiendo ningún delito, pero si él se enoja porque nadie le da y saca un arma de fuego para robar con violencia, entonces eso ya está constituido como robo”, indicó.

Barrón Cruz afirmó que es difícil saber cuántas de esas personas acaban de salir de un reclusorio y cuántas utilizan este discurso como una forma para obtener dinero.

¿Cómo considera la situación de intimidación y extorsión en el transporte público?

—Lo que ha sucedido en nuestro país, principalmente en la Ciudad de México, con este tipo de prácticas, ha sido jugar con el tema de la inseguridad, porque las personas se suben a las unidades, dan su discurso y muchos usuarios se intimidan ante la presencia de estas personas y les dan alguna moneda.

Por un lado puede ser real y por otro los delincuentes se han aprovechado de esta situación de inseguridad para poder amedrentar de alguna manera a la población con estos discursos de que han salido recientemente de algún centro penitenciario.

¿Debe considerarse un delito?

—En el momento en que el sujeto está solicitando la ayuda, la colaboración, al pedir no está cometiendo ningún delito, pero si él se enoja porque nadie le da y saca un arma de fuego para robar con violencia, entonces eso está constituido como robo.

¿Lo ve como problema de mendicidad?

—No necesariamente es un conducta delictiva, tendríamos que probar que en realidad estuvieron en un reclusorio y si han salido de un centro penitenciario, entonces tenemos un problema, porque no están encontrando un empleo.

Y si no, entonces se están aprovechando de todo el fenómeno de inseguridad que existe. ¿Cuántas personas hacen realmente esta labor de mendicidad o de pasar como un enfermo?, no lo sabemos.

¿Este fenómeno se da solamente en las grandes ciudades?

—Generalmente este es un fenómeno de la ciudad, si nosotros vemos en pequeñas comunidades la mendicidad casi no existe, no quiere decir que no haya, pero el problema lo vemos creciendo en la Ciudad de México. Son situaciones más visibles en las grandes ciudades.

No podemos tipificar la mendicidad como un delito, porque si no entonces lo que estamos castigando nuevamente es la pobreza.

¿Hay cifras de cuántas personas se encuentran en esta situación?

—Es el seguimiento pospenitenciario que se debería hacer, porque debe haber una persona que comete un delito, pero una vez que compurga su pena tendría que haber un trabajo despúes de estar en la cárcel para ver realmente qué sucede con esa persona, si logró o no insertarse en una actividad laboral.

¿Como no es considerado un delito la gente no denuncia?

—Seguramente no hay denuncias, porque si no se estaría condenando la mendicidad.

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