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Apenas terminó de sacudirse la tierra, puso a su familia a salvo y salió a caminar por las calles de Juchitán para ver en qué grado había afectado a los juchitecos el temblor.

No podía creer que su Juchitán estuviera devastado. Lloró, caminó y caminó.

Héctor Linares Vázquez, un trovador de la región, regresó a casa. Sintió tristeza y nostalgia por ver a familias enteras llorando por sus seres queridos atrapados entre los escombros. Al tercer día tomó su guitarra y todos sus sentimientos los transformó en una canción.

“Una noche de luna llena sacudió. Cuando la gente descansaba, cuando el día casi acababa, comenzó. La tragedia, sin esperarla, se presentó. Con derrumbes mi Juchitán se colapsó”, así versa su sentir en “Mi corazón se derrumbó”.

Héctor le puso su toque de trovador a la tragedia y hoy quiere dar a conocer todo lo que vivieron los juchitecos aquel 7 de septiembre. Pasó la tempestad, dice, y un trovador lo que hace es tomar su guitarra. Así es como saca de su ser todo ese sentimiento.

Después de ver en las redes sociales fotografías de los derrumbes, prefirió no llegar hasta el Palacio Municipal, entró en shock.

“Yo lo vi. Me metí entre toda la gente, porque todos los juchitecos lo vivimos, todos. Me fui visualizando con cada caso que veía”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.

Fue de casa en casa. Era de noche, había una polvareda y se fue la luz; no alcanzaba a comprender qué tan grande era el problema.

Cuando amaneció vio la realidad: Juchitán se había derrumbado.

El primer día de inspiración sacó dos estrofas y el coro, pero el nudo en la garganta aún no lo dejaba inspirar más.

Comenzó una de tantas réplicas y de plano dejó la guitarra, se desconcentró. Les enseñó a sus familiares parte de la composición y los entristeció. Les llegó la nostalgia.

Dos días después retomó su composición, no quería dejar inconclusa la canción para Juchitán.

Unas cervezas con su amigo y comenzó a inspirarse, aflojó un poco ese nudo.

Recuerda el panorama: “Es desconsolador. Te das cuenta de la gravedad . No lo creía, pero ese día que caminé vi que era todo Juchitán”.

Dicen que los hombres también lloran y Héctor, el trovador del sismo, no se contuvo.

Por todos lados a los que se observa hay casas dañadas, eso impacta, pero inspira al músico. Por más fuerte que quiere ser, no puede.

Recuerda que antes del sismo, Juchitán estaba pasando por una situación difícil, un municipio sin ley, sin reglas, un Juchitán rebelde. Pero con la desgracia del temblor todo cambió y ahora todo es unidad.

“Nosotros, como seres humanos, como juchitecos, fuertes, luchones y rebeldes podemos alzarnos juntos. La unión. Se ve un nuevo Juchitán. Antes se odiaban; uno quería asaltar, después de esto se ve la unión entre los vecinos”.

Para Héctor, ver Juchitán en desgracia es sentirse derrumbado, pero para el trovador fue una oportunidad de unir a los juchitecos con una canción.

Héctor es un artista que promociona la lengua zapoteca, es un juchiteco nato, aunque por el momento no piensa en sacar esa versión a la luz pública.

Con 36 años, el trovador quiere ver de nuevo esa luna llena, como la del 7 de septiembre, pero que esta vez alumbre a un Juchitán nuevo, uno que haya encontrado de nuevo la armonía.

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