De la llamada guerra contra el narco a la estrategia de abrazos, no balazos, se triplicó la tasa de homicidios de adolescentes en México.

En ese lapso, el país pasó de una tasa de 3.8% en 2007 (cuando ocurrieron 400 crímenes contra ese sector) a 10.3% por cada 100 mil habitantes en 2020 (con mil 200). Las víctimas son menores de clase baja, sin acceso a la salud y educación, en su mayoría cooptados por el crimen organizado y la delincuencia común, pero también un porcentaje de “daños o víctimas colaterales”.

El demógrafo del Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, Héctor Hernández Bringas, destacó que es falso que los videojuegos o las narcoseries de Netflix sean la causa de esas muertes violentas en México, ya que su origen está en la falta de oportunidades para los jóvenes, la deserción escolar, el desempleo o trabajos mal pagados, gran disponibilidad de armas en las calles, la impunidad y las erráticas políticas de seguridad.

En un adelanto de su investigación Homicidios contra la Niñez en México, Características y Tendencias Recientes, que publicará la UNAM, expuso a EL UNIVERSAL que a partir de 2007, que coincide con el inicio de la guerra contra el narco en el sexenio de Felipe Calderón, “es un momento de ruptura en términos de la tendencia de homicidios” en general, pero también un alza en los que corresponden a menores.

Dijo que con datos del Inegi, desde 2007 a 2020, se tienen documentados 13 mil 422 homicidios de menores de entre 13 y 17 años, estadísticas que muestran que en ese lapso se triplicaron los casos, al pasar de una tasa de 3.8% por cada 100 mil habitantes a 10.3%, lo cual demuestra el fracaso de las políticas en materia de seguridad y una desprotección de la niñez y la impunidad.

Subrayó que la tasa de homicidio por arma de fuego en 2007 estaba en 1.9% por cada 100 mil habitantes, y en 2020 subió a 7.1%, “es decir, 75% de los homicidios contra esos menores se cometen con armas de fuego”.

“En general, en México, en las tasas de homicidios existe una reversión, pues hasta antes de 2007 habían estado bajando y actualmente tenemos datos equiparables con lo que ocurría en 1960, lo cual es muy grave porque tiene que ver con el operar de la delincuencia y con la respuesta y estrategias gubernamentales en los últimos 15 años que también producen muertes”, apuntó.

Argumentó que entre las causas de la violencia y homicidios contra menores se encuentran la falta de oportunidades, altas tasas de deserción y baja cobertura escolar, desempleo o empleos mal pagados y programas sociales como becas que no retienen a los adolescentes en las aulas.

“Un factor muy importante tiene que ver con el operar del crimen organizado y, sobre todo, con la disponibilidad de armas, porque el crecimiento de muertes violentas de jóvenes y adolescentes está relacionado con los homicidios por arma de fuego”.

Dijo que si bien el número de homicidios de menores en México no es tan alto en el aporte al total de esos crímenes, con cifras anuales de cerca de 38 mil muertes, es evidente que en los últimos años la violencia homicida se reflejó e incrementó entre la población de niños y adolescentes.

Comentó que de esos homicidios con armas de fuego contra menores, en su mayoría en la vía pública y perpetrados por personas con las cuales no existe un vínculo, un porcentaje estaba en actividades criminales y en alguna proporción menor también hay víctimas colaterales.

Hernández Bringas explicó que un dato revelador sobre la situación socioeconómica de esos miles de menores que han muerto por homicidio, es que 80% no tenían acceso a servicios ni atención de salud.

A esto se suma que la mayoría tenía bajos niveles de escolaridad. Casi 70% de los adultos jóvenes víctimas de homicidios de 2007 a 2020 contaban con la secundaria como máximo.

Cuestionado sobre las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador a los videojuegos y las narcoseries de Netflix como detonantes de la violencia entre jóvenes, Hernández Bringas afirmó que es falso, porque quienes están falleciendo son adolescentes que no cuentan con estas plataformas, a las que tienen acceso de la clase media para arriba.

“No es un tema de videojuegos, es de falta de oportunidades”, remarcó.

Precisó que a esos menores no les llegan becas, y si las tienen, son insuficientes para sobrevivir con cantidades de mil 500 o 2 mil pesos bimestrales, sumado al desmantelamiento de programas escolares, por lo que tienen pocas opciones y son blanco del crimen organizado.

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