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NUEVA YORK.- Lucero Guadalupe Sánchez López, de 29 años, no aguantó la presión de la corte federal de Estados Unidos. La Chapodiputada no pudo aguantar el llanto al volver a ver al que fuera su amante y se derrumbó al grado que William Purpura, abogado del equipo de la defensa, solicitó que le dieran cinco minutos de descanso.

Ella abandonó la sala sin percatarse que llevaba en la solapa un micrófono: todos los presentes pudieron oír sus sollozos, que silenciaron la corte de inmediato. Tras los cinco minutos la testigo volvió al estrado con signos de haber llorado pero entera. Desde entonces El Chapo se abstuvo de mirarla, manteniendo la cabeza gacha durante más de una hora e incapaz de moverse ni hacer un solo gesto. Emma Coronel, desde la segunda fila, siguió todos los acontecimientos con una semisonrisa en la cara incapaz de descifrar. A sus 29 años, Sánchez López se ha declarado culpable de tráfico de cocaína en una corte de EU, y su colaboración puede reducir una sentencia que puede ser incluso de cadena perpetua.

En su testimonio se refirió al Chapo como “mi esposo Joaquín”, pero luego le nombró “el acusado”. “Estoy confundida porque creía que era una relación de pareja”, llegó a confesar la joven, vestida con traje de reo e incapaz de frenar un tic nervioso en los ojos. En su testimonio habló de la relación con El Chapo, de cómo entre 2011 y 2012 vivieron juntos. “Yo trataba de tenerlo contento, estaba confundida con mis sentimientos, a veces le quería y a veces no, por las actitudes que tenía”. También habló de negocios.

En los inicios de la relación, Sánchez López –entonces de 21 años-- se encargaba de comprar marihuana a productores de Durango, su estado natal: El Chapo quería marihuana “con las tres B de calidad: buena, bonita y barata”.  Ella relató que siempre incluía varios kilos de mala calidad para hacer que El Chapo “se molestara y que me dijera ‘vente’ [regresa], pero no lo conseguí”. En su declaración pintó a un Guzmán ruin, avaro, incapaz de pagar un precio justo por la droga que compraba y siempre buscando su mayor beneficio.

La relación se deterioró rápidamente, pero el romance “nunca terminó de terminar”, según dijo. En febrero de 2014 se volvieron a ver y el encuentro terminó en un escape de película, a través de un túnel construido bajo una bañera, con El Chapo desnudo y con los marines mexicanos persiguiéndoles. Horas antes un agente de la DEA, Víctor Vasquez, había testificado sobre el mismo operativo desde la otra perspectiva, la de los marinos mexicanos que trataban de abrir la puerta y que, al llegar al baño, vieron cómo El Chapo se había escapado. Sánchez López fue diputada local de Sinaloa por el PAN en 2014. Su testimonio continuará el martes próximo.

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