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La Presidencia de la República arrancó desde hace un mes conversaciones con empresarios mexicanos y estadounidenses para el comienzo de un “Plan Marshall”, el cual busca impulsar la inversión masiva en diversas regiones de territorio nacional, particularmente en las fronteras norte y sur del país.

El encargado de llevar el plan a la iniciativa privada es el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza, quien en conversaciones privadas con empresarios ofrece certeza y confianza para convertir a México en un paraíso de inversión, a través de la creación de empresas para hacer crecer las exportaciones y subir la inversión extranjera en el país, lo que permitirá resolver los problemas de infraestructura y logística.

Según un documento de la estrategia del gobierno en poder de EL UNIVERSAL, el plan contempla cuatro objetivos: atraer mayor inversión extranjera directa, aumentar el contenido nacional y norteamericano; reducir el déficit comercial con diferentes países, y balancear el crecimiento de las regiones del país.

Romo Garza explica en el documento que en el mundo existen 40 trillones de dólares que están buscando proyectos de infraestructura en países que les ofrezcan un marco institucional previsible. El gobierno federal plantea que México tiene necesidades de inversión extranjera y las empresas lo pueden hacer en los diversos proyectos.

Una de las ofertas a inversionistas es llevar al sureste proyectos que potencien el crecimiento y el desarrollo, especialmente en el gas natural como factor determinante de crecimiento de las oportunidades económicas para la población. Con la inversión en el sureste del país y proyectos productivos, el gobierno también pretende solucionar de raíz el problema migratorio.

El también presidente del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico de la administración federal, impulsa la idea de un “Plan Marshall” como inversión masiva, es decir, que las empresas estadounidenses inviertan en regiones de México, tal como el gobierno de Estados Unidos lo hizo en Europa tras la Segunda Guerra Mundial a fin de reconstruir ese continente.

“Hace un mes participé en el CEO Dialogue en Mérida e invité a los empresarios [estadounidenses] a fortalecer aún más la región norteamericana y conectar al sureste del país para convertirlo en una región de crecimiento”, detalla Romo Garza en el documento.

Para tal cometido, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el jefe de la Oficina de la Presidencia sostienen encuentros privados con empresarios de diversas regiones del país, dedicados a diversos sectores como acero, calzado, textiles, azúcar, financiero, Afores y otros. Los primeros encuentros se han realizado con la iniciativa privada local de Jalisco, Guanajuato, Coahuila, Nuevo León, Veracruz y Yucatán.

“Nuestra misión es poner el ambiente de negocios favorable para que la inversión privada, junto con la pública, sean la base para lograr el crecimiento de 4% en promedio al final de la administración”, indica el documento.

Pero para crecer 4%, según Romo Garza, es necesario que la inversión total como porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) sea de 25%. Actualmente, es de 20.2%: 17.5% sector privado y 2.8% sector público.

“Se necesita un salto cuántico para que la inversión privada llegue a 25% del PIB. El esfuerzo es enorme y el sector privado debe mostrar más compromiso con su principal labor, que es invertir. En la administración pasada el crecimiento promedio de la inversión privada fue únicamente de 2.2% y en 2018 fue únicamente de 0.8%”, se detalla en el texto de siete páginas.

Entre otras metas del gobierno está lograr una mayor integración de las cadenas de valor para fortalecer el mercado interno, tener una inserción justa y equilibrada con el comercio exterior, aumentar el contenido nacional de la planta productiva para tener un efecto multiplicador en todos los sectores económicos e incorporar las emperesas pequeñas al circuito productivo y competitivo del país.

Además, el gobierno ve necesario impulsar el consumo para incentivar los mercados, por lo que el plan precisa que aprovechará el elevado índice de confianza del consumidor.

Entorno adverso. En las conversaciones que ha tenido el jefe de la Oficina de la Presidencia con la iniciativa privada, plantea también diversos factores desfavorables para la economía mexicana y la inversión.

El que más se ha subrayado es la amenaza por parte del gobierno de Estados Unidos para imponer aranceles progresivos a las exportaciones mexicanas, lo que hubiera podido impactar negativamente en los sectores automotriz, electrónico, agropecuario, textil y acero, entre muchos otros.

Otro de los retos que enfrentó recientemente el país fue la reducción en las calificaciones en las perspectivas de la deuda soberana de México y en la ubicación de Pemex por parte de dos calificadoras.

“Preocupa el encarecimiento de las nuevas emisiones de deuda que haga el sector público y el efecto en cadena que ya tuvo, sobre todo en la calificación de algunos bancos que operan en México y que acudan a los mercados internacionales de deuda”, indicó.

Sin embargo, el gobierno federal ha anunciado diversas medidas para capitalizar a Pemex y reducir su carga fiscal; además, se anunció una importante reestructura de su deuda y se firmó una carta compromiso con tres instituciones financieras (HSBC, JP Morgan, Mizuho y más de 20 bancos) para la renovación y refinanciamiento de sus líneas de crédito comprometidas con vencimiento hacia finales de 2019 y principios de 2020.

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