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Las elecciones federales y locales del 1 de julio de 2018 romperán todos los récords en número de cargos a elegir, flujo de recursos en campañas y litigios entre los actores políticos, todo ello es un desafío para el Instituto Nacional Electoral (INE), pero el objetivo final es el que está en riesgo desde ahora: que los resultados sean reconocidos como legítimos por todos los contendientes.

Consultados por EL UNIVERSAL, los analistas ven en las elecciones desafíos organizativos, de fiscalización y de arbitraje de los actores políticos, desbocados hacia 2018, pero ubican que lograr que los resultados se acepten será lo más difícil, y de ello depende la gobernabilidad y estabilidad política del país.

“En este tema de la credibilidad de la elección, dependemos mucho de quién gana, por cuánto y de muchos otros factores”, dice el ex presidente del desaparecido Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, quien en carne propia vivió el cuestionamiento a procesos organizados por esa autoridad, precursora del INE.

“Las alarmas están prendidas para que no podamos construir la legitimidad del resultado de la elección del próximo año, por una serie de factores que se han venido construyendo en los últimos años y ese creo que es la principal amenaza de 2018”, plantea.

Para el hoy director General de la Consultora Integralia, la complejidad radica es que se cuestionan muchas más cosas que lo electoral: “El INE es parte de un entramado muy complicado donde participan los partidos, los candidatos, los medios de comunicación, y depende también de cómo marcha la economía y la política.

“El problema es que quienes cuestionan son los partidos y ellos son los principales responsables del deterioro, porque junto con los candidatos son los que infringen la ley, los que han gastado cada vez más dinero, que fondean de forma ilegal sus campañas y los que aprueban leyes para después incumplirlas”, advierte.

Irma Méndez de Hoyos, Coordinadora Nacional de la Red de Investigación de la Calidad de la Democracia en México, expone también que en términos de organización, el INE es una maquinaria probada que seguramente será otra vez exitosa.

Pero “los retos políticos son los más complejos, porque debe lograr el cumplimiento de las normas por parte de los actores y la aceptación de los resultados, y para eso el INE tiene menos herramientas”, añade la también investigadora de la Facultad latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

Pablo Javier Becerra Chávez, experto electoral e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), establece que hoy más que nunca se requiere un INE fuerte.

Pero lo ocurrido recientemente en las elecciones del Estado de México no es buen augurio: “Hay una dificultad real del INE para hacer frente a estrategias perfectamente planificadas de los gobiernos locales que echan la casa por la ventana con tal de generar mejores condiciones a sus partidos”, indica.

Los gobernadores, “echarán toda la carne al asador" y para hacerles frente se requiere un INE “muy fuerte”, asegura.

Por otra parte, el consejero electoral Benito Nacif afirma que el reto principal es organizar una elección, cuya credibilidad no dependa del resultado y para eso se tiene que cuidar mucho el procedimiento

La consejera Pamela San Martín Ríos y Valles admitió que hay retos en el plano organizativo y de arbitraje, en el primero, la prioridad es implementar la casilla única en 30 entidades.

Marco Antonio Baños Martínez aseguró que el INE debe lograr conjuntar esfuerzos para una elección exitosa.

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