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Hace una década, Polimnia Romana Sierra Bárcena, ex particular, ex gacela y ex Adelita de Andrés Manuel López Obrador, quiso impedir que un grupo de senadores llegara a las oficinas de la antigua sede del Senado, en Xicoténcatl, para evitar que aprobara la reforma energética. Se tiró de largo a largo en medio de la intersección entre Perú y Allende, en el Centro Histórico, y esa imagen se replicó en la prensa nacional.

Ahora, tras ese lejano 2008 y después de luchar codo a codo con López Obrador, la ex asambleísta y ahora candidata a diputada federal por la coalición Por México al Frente (PAN-PRD-MC), dice en entrevista con EL UNIVERSAL que el tabasqueño comete los mismos errores que en 2006: confía mucho en los encargados de la estructura, pero éstos “le hacen chanchullo” para no defender el voto en las urnas.

Para ella, no es difícil saber que esos errores podrían costarle una tercera derrota al ahora aspirante por la coalición que integran Morena, PES y PT.

“López Obrador comete los mismos errores de 2006 y uno de los primeros es no poner atención a la estructura electoral. En 2006, a pesar de toda la gente que lo seguía, no se cubrieron las casillas por desorganización, no porque la gente no quisiera, era porque sus representantes estatales lo engañaban. Le hacen chanchullo con las estructuras y sigue poniendo a los mismos responsables. No soy adivina, pero no es difícil pensar qué es lo que va a pasar si comete los mismos errores”, dice.

Ella conoció bien a López Obrador. Fue su asistente personal desde 2003, cuando era jefe de Gobierno, también fungía como su guardia de seguridad junto a las Gacelas y muchas veces le hacía los itinerarios: le pedía la comida en las giras de trabajo y hasta le compraba zapatos, ya que al tabasqueño no le gustaba ir de compras.

En la misma calle en la que hace 10 años peleó contra granaderos para impedir que la reforma energética se aprobara, y a pesar de haber sido una de las personas más cercanas a López Obrador, dice que ella y muchos más no permitirán que el ahora aspirante presidencial “siga diciendo que la izquierda es sólo él”.

Revive 2006

¿Cómo era Andrés Manuel López Obrador en su primera campaña presidencial en 2006?

—En 2005, cuando salimos de pre gira, era muy alegre. Como no teníamos a los partidos ni coordinador, nos movíamos con las redes ciudadanas. Era una gira un poco estresada, pero muy liviana. La gente al fin veía a quien quería ver, a quien veía sólo en la tele y los periódicos.

Entonces parecía un artista, un rockstar, lo recibían con besos, con abrazos, la gente hacía sus propias banderas, cartulinas y disfraces, le empezaron a decir peje con mucho cariño y lo comenzó a aceptar porque antes como que no le gustaba.

Después de 12 años, ¿qué cambio ve en López Obrador?

—Está arriba en las encuestas, pero siento en el ambiente el cambio de 2006 a 2018. Antes la gente estaba con todo el corazón con él. Si alguien traía la insignia de AMLO, que era el águila republicana, nos gritábamos de calle a calle, nos reconocíamos en la calle y nos daba gusto que Andrés Manuel fuera el candidato.

Hoy quienes van a votar por AMLO es porque ya es el último recurso, mucha gente dice que va a votar por Andrés Manuel porque no va votar por el PRI, ya es como que no queda de otra.

¿En lo político tampoco es el mismo?

—No es el mismo, ni siquiera su grupo de trabajo. Antes eran personas dedicadas a la política, con experiencia y hoy es su familia. La familia es sagrada, no debió haberla involucrado en cuestiones del partido. Sus hijos eran unos chicos muy buenos y ahora están en el rollo de que si son los herederos y del nepotismo.

¿Cree que los hijos de AMLO están muy metidos en Morena?

—Su familia era sagrada para él y ahora las mete para decidir candidaturas y en cuestiones de definiciones del partido.

¿Qué errores comete AMLO?

—Los mismos de 2006. Uno de los primeros es no poner atención a la estructura electoral. En 2006, a pesar de todos los que lo seguían, no se cubrieron las casillas y no porque la gente no quisiera, sino porque sus representantes estatales lo engañaban.

Le hacen chanchullo con las estructuras electorales y sigue poniendo a los mismos responsables. El día de las elecciones decían: “No puedo, no tengo para la gasolina, no me alcanza para llegar porque tengo que hacer dos horas para cubrir el municipio que me tocó”. Eso lo hicieron en 2006, eso le hicieron en 2012 y se lo están volviendo a hacer en 2018.

Nos hicieron fraude en 2006, eso es definitivo, nadie lo puede negar, pero si hubiéramos cubierto todas las casillas, no nos lo hubieran hecho.

¿Cree que la estructura le costará más caro a AMLO que poner a personajes polémicos en las candidaturas?; es decir, ¿perderá una tercera vez?

—No soy adivina, pero no es difícil pensar qué es lo que va a pasar si sigue cometiendo los mismos errores. Esos que al principio notábamos pequeños, por ejemplo, que Morena se hiciera partido.

¿Morena no debió ser partido?

—Hoy tendría más fuerza como movimiento que como partido. Además, no hubiera entrado a la burocracia y corrupción de los partidos. Lo dice el mismo AMLO, los partidos por naturaleza son corruptos y burocráticos.

López Obrador ha dicho que es el único candidato de izquierda en el país, ¿qué opina de eso?

—Cada vez somos más quienes creemos que está equivocado. No vamos a permitir que siga diciendo que la izquierda es sólo él. La izquierda está en todos lados, no tiene dueño ni es de un partido. La izquierda la hacemos quienes pensamos que el bien común está por encima del bien personal. Esa es la diferencia de quienes somos de izquierda y quienes están en Morena creyendo que un dedo lo puede todo.

Usted fue asambleísta por el PT, pero también fue abanderada de la coalición PRI-PVEM, ¿por qué el cambio?

—Nunca estuve en el PRI. A pesar de que me invitaron a una candidatura, jamás me dijeron que me tenía que afiliar. Fueron dos meses de campaña que estuve abanderada por esos dos partidos, pero siempre he sido del PRD.

¿Ahora va por la candidatura de la coalición PAN-PRD-MC?

—Represento hoy al PRD, en el Distrito Federal 16 en Álvaro Obregón, en el territorio que he trabajado desde hace años. Estoy convencida de que unir fuerzas resulta mejor que ser sectarios o que ser hasta elitistas, sin decir: “Tú sí porque eres del pueblo y tú no porque eres fifí”.

Fifí y pueblo tienen que estar en las elecciones y tienen que estar en la cámara. Es hora de sumar y no de dividir. No es tiempo de decir: “Tú no, eres un traidor y te vas al basurero de la historia”.

¿Qué tendría que cambiar en la Ciudad de México para mejorar?

—No más becas, no más regalos y no más despensas. Necesitamos transformar los programas sociales en universales y que su objetivo sea sacar a la gente de la pobreza, no darle de comer un día o dos.

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