Las Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez se enfocan en la transferencia directa de apoyo económico más que en mejorar el aprendizaje, por lo que el programa debe ir más allá de la dispersión de dinero, considera el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

A través del apoyo, que beneficia a más de un millón 500 mil estudiantes del país, el alumno recibe 840 pesos mensuales durante todo el ciclo escolar.

En la Evaluación de procesos del Programa de Becas de Educación Básica Benito Juárez, el consejo recomienda que el programa debe reorientarse para incorporar otros elementos que den cuenta de los efectos educativos de la beca, así como sus beneficios en las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes.

“Se debe reorientar el programa para ir más allá de la dispersión de apoyos económicos y consolidarlo como una política educativa a partir de considerar la beca como un incentivo para reforzar las trayectorias y permanencia en la escuela”, señala.

Explica que el programa implementado hace cuatro años busca favorecer el acceso, permanencia y conclusión de la educación básica de los niñas, niños y adolescentes, mediante la entrega de un subsidio económico a las familias de los estudiantes.

“El programa busca atender la inequidad de oportunidades educativas que los grupos sociales en condiciones de vulnerabilidad enfrentan para acceder, permanecer y concluir las trayectorias educativas en el nivel básico.

“Se busca reducir la interrupción a las trayectorias escolares y la experiencia educativa en general: desde eliminar barreras para el acceso oportuno a educación inicial y preescolar, abatir la extraedad en primaria, así como reducir la desafiliación escolar, inasistencia, reprobación y rezago educativo en secundaria”, dice.

Destaca que si bien el programa se orienta a fomentar el acceso y permanencia de alumnos de educación básica, “no se identifican mecanismos y estrategias para conocer y dar cuenta del acceso y la permanencia de los niñas, niños y adolescentes en la escuela como resultado de la beca, o bien para actualizar la información relacionada con el grado escolar que cursan o al que transitan; es decir, no se identifica un seguimiento a su trayectoria”.

El Coneval indica que uno de los problemas más evidentes de esa estrategia es que la Coordinación Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez aún no cuenta con una estructura organizacional aprobada por las secretarías de Hacienda y Crédito Público y de la Función Pública.

“Esto resulta, entre varias cosas, en ausencia de manuales de procedimientos que respondan a la realidad de las funciones y otorguen claridad, ordenamiento, transparencia, certeza y posibilidad de cumplimiento a los procesos del programa”, señala.

Explica que esto, por sus efectos en las direcciones generales y procesos, es una irregularidad que impacta en el andamiaje institucional para la operación. De hecho, añade, a casi cuatro años de su puesta en marcha se sigue operando con la estructura heredada de la desaparecida Coordinación Nacional de Prospera Programa de Inclusión Social.

A pesar de que el programa de becas cuenta con propósitos planteados en la dimensión de la escuela y los efectos en la experiencia educativa del estudiantado, no involucra a la estructura educativa como parte del entramado de la operación, indica.

Subraya que “un desafío para la operación se identifica en los procesos centralizados en la CNBBB. Es decir, en el ejercicio centralizado de los elementos para la operación del programa”.

Refiere que otro de los problemas que enfrenta esta estrategia tiene que ver con deficiencias en el servicio del Banco del Bienestar, que es la institución liquidadora del programa.

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