En México hay por lo menos 30 mil niños y menores de 18 años que cooperan activamente con la delincuencia organizada en actividades que van desde la extorsión y el tráfico de personas hasta la piratería y el trasiego de drogas, de acuerdo con el organismo social Tejiendo Redes Infancia.

En el estudio Violencia armada y afectaciones a la niñez y la adolescencia, la organización que cuenta con patrocinio de la Unión Europea expone que los grupos delictivos que hacen presencia en las zonas más pobres representan un riesgo para los niños y adolescentes, ya que por su condición son vulnerables a ser reclutados y empleados para apoyar el trabajo criminal.

“Estas niñas, niños y adolescentes por su parte ven en estos grupos una oportunidad para generar ingresos, reconocimiento y respeto; una vez vinculados, pueden ser utilizados como vigilantes o para desempeñar acciones violentas como el secuestro”, señala el documento.

Destaca que el reclutamiento de niños y adolescentes se ha convertido en una práctica común en países con presencia de conflictos armados y organizaciones criminales, y agrega que esta práctica se lleva a cabo generalmente en escuelas y en trayectos desde y hacia las aulas.

Considera que los cárteles en México se disputan los territorios causando violencia, por lo cual muchos pueblos han creado grupos de autodefensa.

“El reclutamiento es una práctica común tanto por parte de los cárteles como por parte de grupos de autodefensa. En México, los derechos humanos son violados constantemente aun cuando el país ha ratificado varios tratados internacionales de derechos humanos y cuenta con una legislación interna garante”, expone.

“Es importante señalar que existe una indiferencia de la sociedad frente al crimen, por lo que en muchos casos se percibe a las víctimas de la violencia como los responsables de su propia condición”, añade.

En este sentido, el reporte sostiene que las prácticas de uso, vinculación y reclutamiento de menores de 18 años por parte de grupos armados son otra forma de violencia en la que está inmersa la población infantil de Latinoamérica. “Estas prácticas son recurrentes en regiones donde el conflicto armado interno está vigente y también es utilizada por las bandas criminales”, asegura.

Dice que esos grupos generalmente se aprovechan de la situación de pobreza y miseria en la que están los niños y adolescentes, a fin de ofrecerles dinero a cambio de cooperación en sus actividades; posteriormente es frecuente su vinculación a estos grupos, pues para ellos representa la oportunidad que no encuentran en la esfera civil.

“Se debe aclarar que las niñas, niños y adolescentes no se vinculan a los grupos armados por su propia voluntad, en ningún caso en el reclutamiento media la voluntad de ellos. Es un acto de fuerza facilitado por la vulnerabilidad social y económica de los afectados.

“Los grupos armados ven una ventaja en el reclutamiento de la población menor de 18 años, ya que por su condición son fácilmente manipulables y así, alrededor de 4% de las víctimas de homicidio en el mundo son adolescentes de 15 a 19 años que viven en esta región”, destaca.

La ONG explica que la tasa de homicidios en adolescentes varones de entre 10 y 19 años es casi ocho veces mayor que en el caso de las niñas, lo que significa que por ocho varones asesinados hay una mujer.

Por su parte, la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) señala que el reclutamiento y la utilización de niños y adolescentes por grupos delictivos es un problema público que debe atenderse y visibilizarse de manera urgente, pues éste constituye una de las formas más graves de la violencia contras los menores del país.

Indica que la crisis de seguridad ha afectado a la niñez y adolescencia de México, ya sea porque han sido víctimas y/o perpetradores. Sin embargo, se desconoce cómo y en qué medida se ha derivado la evolución de la violencia juvenil a raíz del reclutamiento de los menores de 18 años.

Añade que, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en 2018 la cifra de menores reclutados por el crimen organizado se elevó a 460 mil en la región.

“Esta estadística no es menor, pues detrás de cada uno de ellos hay una serie de condiciones estructurales y sociales desatendidas por el Estado mexicano, que son utilizadas por grupos familiares, pandillas y organizaciones delincuenciales en su beneficio”, dice el organismo civil.

Refiere que la pandemia de Covid-19 podría aumentar la tendencia para que los grupos delictivos recluten a niñas, niños y adolescentes. “De acuerdo con datos oficiales, la pobreza en México alcanzará a 50.6% de la población, un repunte de nueve puntos porcentuales respecto a los niveles de 2018, cuando se ubicó en 41.5%”, apunta.

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