Contrario a la tendencia creciente a nivel internacional que busca regular, censurar o criminalizar los mensajes en redes sociale s, en México no es viable cancelar derechos en aras de detener las noticias falsas, estableció el Instituto Nacional Electoral (INE).

El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, p lanteó sin embargo que el país enfrenta el dilema de “cómo defendemos la democracia sin una regulación que puede rayar en la censura; cómo defendemos la democracia con más democracia y no echando mano de lo que son las prácticas y las herramientas de los regímenes autoritarios”.

El secretario ejecutivo del INE, Edmundo Jacobo Molina , estableció que según cifras de la Red Internacional de Verificadores de Información , actualmente 42 gobiernos despliegan acciones antidesinformación en todo el planeta; la mayoría proponen soluciones que criminalizan o se colocan muy cerca de criminalizar la producción o difusión de información falsa, el lenguaje de odio o la intervención extranjera.

Pero el modelo mexicano aplicado durante las elecciones del 2018 fue exitoso y se reforzará para las elecciones intermedias de 2021.

Este consistió en acordar con las empresas globales Facebook, Twitter, Google , medios de comunicación y sociedad civil medidas para contrarrestar noticias falsas con información.

Por el contrario pensar en regular sería “ ambicioso, ingenuo o muy peligroso ” pues no se puede acallar unas voces y otras no, y porque no hay instancia que pueda o deba discernir lo que es válido conocer y lo que no.

Frente a eso, expuso Jacobo Molina, el INE apuesta por empoderar a la ciudadanía en su derecho a saber y que cuente con información verídica de manera disponible.

En el Seminario Política y Elecciones en Tiempos de desinformación , realizado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, participaron representantes de Facebook, Google y Twitter, académicos y consejeros del INE.

La consejera Claudia Zavala destacó que detrás de las redes sociales hay grupos de interés que aprovechan las redes sociales para promover el racismo, la violencia, el fanatismo, el estilo de vida criminal, la discriminación y frente a ello cabe apelar a la otra parte, a los ciudadanos usuarios.

“La clave, por tanto, no está en la tecnología, sino en la propia educación, en la formación de los valores, en la cultura de la tolerancia y en la pedagogía de los derechos. El hilo negro no existe. Que la sociedad red no devenga en un estado de guerra de todos contra todos, y que eso tenga efectos negativos en la sociedad real depende con mucho de nuestra capacidad”

de promover la cultura democrática, destacó.

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