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En el proceso de la huelga de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) hubo enemigos interesados en el poder dentro de la institución y en participar “de alguna manera” en ella, afirmó el rector de esa casa de estudios, Eduardo Peñalosa Castro.

En entrevista con EL UNIVERSAL, señaló que no ha identificado cuáles son estas fuerzas, pero que son “internas y externas”. Lamentó que el conflicto laboral se haya politizado, porque, comentó, el Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM) tuvo peticiones que no tenían “interés laboral legítimo”.

Rechazó un supuesto conflicto de intereses por la participación de Arturo Alcalde, padre de la secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde, quien asesoró al SITUAM, y aseguró que el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro, ayudó en lo que pudo para resolver la huelga.

¿Cuál es su balance de la huelga?

—No hemos hecho un análisis de su impacto, pero sí lo tenemos en las funciones sustantivas y [detectamos] un cierto desprestigio. Es el resultado de cualquier huelga: desprestigio entre quienes nos eligen. Teníamos cerca de 108 mil aspirantes, ahora no sé cuántos habrá.

¿Por qué se extendió tanto el conflicto si los trabajadores aceptaron la propuesta inicial?

—Las huelgas se hacen complejas porque en el sindicato hay grupos que tienen diferentes opiniones. Quiero pensar que [en esta ocasión] fue así.

Mencionó que la UAM tiene enemigos, ¿dónde están?

—Decía que hay un enemigo que estaba gravitando, pero [que] era muy difícil encontrarlo. Existen fuerzas e intereses que pueden manifestarse de diferentes maneras, pero el impacto más grande que tienen es el interés por el poder, por participar en la universidad. No sé si [el enemigo] está en el sindicato o gravitando cerca de él, influyendo de alguna manera.

¿Alguna de estas fuerzas está en el gobierno federal?

—Hay internas y externas, no podría identificarlas en este momento.

¿Hubo intereses de índole político en la huelga?

—La huelga se politizó, al final no tenía un interés laboral legítimo. Empezaron a darse algunas manifestaciones diferentes de lo que se planteaba originalmente.

¿Cómo califica la actuación del gobierno federal en el conflicto?

—Fue muy prudente (...) Hizo bien en decir: ‘No nos metemos porque la autonomía de la universidad es lo más importante’.

Arturo Alcalde es cercano al SITUAM, ¿influyó en el conflicto? También se mencionó a Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Superior.

—La relación entre Arturo Alcalde, que es abogado especialista en cuestiones laborales, y su hija, secretaria del Trabajo, no tuvo influencia.

No hubo ningún conflicto de intereses, porque no tuvieron que discutir nada, nunca estuvieron en una disputa respecto a la huelga.

Luciano Concheiro ayudó en lo que pudo, estuvo pendiente, pero nunca tuvo una participación ni para bien ni para mal [en el conflicto].

¿Se fracturó la comunidad universitaria a partir de esta huelga?

—En todas las huelgas se generan diferencias, se agudizan contradicciones y más en ésta, que es la más larga que hemos tenido en la historia.

Hay algunos actores que estuvieron enojados, sobre todo porque había una condición: cuidar la viabilidad financiera de la institución, y en eso no nos movimos nunca (...) No favorecimos en términos de salario ni a los sindicalizados ni a los profesores. Tenemos una comunidad fragmentada y tenemos que trabajar en ello.

¿Es necesaria la reconciliación?

—Tenemos que pensar juntos cuál es el futuro de nuestra universidad, podemos implicar a [todos] los actores de la comunidad [para] que participen en estas reflexiones y que nos permitan tener una gran conclusión.

¿Hay alguna autocrítica de la administración de la UAM sobre la distribución del presupuesto?

—Creo que sí. Estamos analizando, viendo cuáles son las lecciones aprendidas. En el Colegio Académico de la próxima semana vamos a anunciar mi postura con relación a la reducción de salarios.

Para el SITUAM es una victoria revelar la necesidad de transparentar el uso del presupuesto, ¿coincide con esto?

—La transparencia la tenemos. Nuestro sitio web tiene 93% de cumplimiento del Inai. El SITUAM tiene que voltear a ver nuestra página.

Entonces, ¿cuál fue la queja?

—Que hay ciertas condiciones que no abonan a la distribución [del presupuesto], pero eso lo hicieron los Diputados y Hacienda. Lo que el sindicato quería era algo muy básico: ‘Les quito a estos para ponérmelo a mí’. Esta es una lectura muy ingenua de la democracia. No descubrieron el hilo negro, la transparencia ahí está.

López Obrador mencionó que en las universidades hay profesores ganando muy poco y funcionarios que ganan mucho.

—Eso lo dijo, y también que el cambio no era en una sola exhibición, sino que íbamos a ir poco a poco.

Eso es lo que estamos dispuestos a hacer, pero no dar de repente el salto cuántico con 40% de incremento salarial. ¿De dónde lo sacamos? A menos que nos financíe alguien, porque tenemos un presupuesto federal y si no tenemos un incremento ahí no podemos hacer nada.

¿Debe haber una mejora al poder adquisitivo de los trabajadores?

—Estoy de acuerdo en que haya un mejor poder adquisitivo, pero también en que la gente con más méritos pueda ganar más. Puede haber una mejoría en las percepciones, porque hay salarios bajos, pero no puede ser de un día para otro ni en una huelga.

¿Cuál va a ser el mecanismo?

—Buscar más presupuesto y fuentes de ingreso. En este momento no tenemos más de lo que ofrecimos.

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