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“Sin recursos no hay forma de crecer”, afirmó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers, de cara al proceso interno en el que busca ser designado para un segundo periodo al frente de esa casa de estudios.

En su oficina en la Torre de Rectoría, dijo a EL UNIVERSAL que uno de sus proyectos para el periodo 2019-2023 es fortalecer la cobertura y la calidad educativa en todo el país, y para ello propone la construcción de nuevas Escuelas Nacionales de Estudios Superiores (ENES), principalmente en la región sureste del país, Oaxaca y Chiapas. Sin embargo, esto no será posible sin recursos.

Si este fuera su último periodo al frente de la Rectoría, le habría faltado tener un mayor acercamiento con los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), a quienes pidió: “No pierdan su capacidad de indignarse”.

Tras reconocer que desde su oficina se escuchan las protestas de estudiantes que llegan a la Rectoría, consideró que la inseguridad en los campus ha disminuido, pero continúa siendo un pendiente.

“Nunca estaré satisfecho mientras exista un solo problema de inseguridad en la Universidad”.

¿Por qué busca un segundo periodo en la Rectoría?

—Cuando uno va concluyendo un proyecto de trabajo, éste va abriendo nuevas oportunidades y retos que hay que enfrentar y me encantaría poder consolidar. Hay oportu nidades nuevas que se abren. Existen temas que no se han concluido, porque son de largo aliento.

¿Cuáles son los principales problemas de la Universidad y cómo atenderlos?

—El principal problema siempre será la insuficiencia presupuestal, habrá que exigir y buscar mayores recursos. La reducción en términos reales para investigación, la participación en la nueva Ley de Ciencia y Tecnología, indudablemente la inseguridad [que] nos viene de fuera, la Universidad tiene que encontrar respuestas.

¿Es necesario tomar medidas?

—Los campus son espacios relativamente seguros. Si usted compara, es mucho más seguro caminar en Ciudad Universitaria que en la calle, la frecuencia de delitos es menor, pero esto no es pretexto para que exista un solo delito. Consolidar hacia afuera, tener una mejor comunicación y mecanismos de respuesta rápida, son los temas que necesitamos implementar con mayor firmeza.

¿Se logró abatir la venta de drogas en CU y los otros campus?

—Se lograron recuperar los espacios. En dos años se han detenido alrededor de 100 narcomenudistas fuera de las instalaciones universitarias, se ha tenido seguimiento preciso de ellos y esto ha conseguido disminuir el problema. No se ha erradicado por completo, es un problema nacional. Hay un incremento en el país de usuarios de drogas ilícitas distintas a la marihuana y la Universidad es un reflejo: también ha venido creciendo con nosotros.

¿Sobre violencia de género?

—No es posible que nuestras estudiantes no estén seguras en nuestros campus. [Se promueve] la denuncia oportuna y el seguimiento puntual de estos acontecimientos, debemos crear una cultura de respeto a la mujer.

¿Satisfecho?

—Satisfecho estaría si ningún universitario sufriera agresiones, violencia de género ni robos. Nunca estaré satisfecho mientras exista un solo problema de inseguridad en la Universidad, pero va a seguir habiendo porque afuera no ha sido solucionada.

¿Qué legado dejaría?

—Fortalecer la cobertura y calidad educativa, puede seguir creciendo la capacidad de educar de la Universidad si existen los recursos suficientes. Tendríamos que crecer en las regiones donde la oferta de educación superior es baja, en el sur y sureste, si hubiera dinero suficiente podríamos ampliar la capacidad en Oaxaca y Chiapas, pero sin recursos, no hay capacidad.

¿Esa es la respuesta al presidente López Obrador?

—Podemos crecer en posgrado, en educación abierta, propiciar que crezcan algunas licenciaturas que aún tienen capacidad, y así como está el presupuesto crecer entre 1% y 2% de matrícula adicional, pero no es mucho para lo que se requiere.

El Presidente pide eliminar los exámenes de ingreso

—Para la Universidad sería imposible. Cada año casi 400 mil muchachos aspiran a entrar a la Universidad, sería imposible tener dos generaciones más aquí.

¿Qué le faltó hacer?

—Me faltó estar más cerca de las comunidades de la Escuela Nacional Preparatoria y del Colegio de Ciencias y Humanidades, subirme a los buques oceanográficos, conocer la estación del noreste.

¿Sobre la recuperacióno del auditorio Justo Sierra?

—Bueno, el Justo Sierra siempre nos ofende y lastima que esté ocupado. En abril de 2016, el Consejo Universitario solicitó su devolución e instruyó para que se hiciera sin violencia. No lo hemos conseguido, pero seguiré intentándolo.

¿Usted escucha las protestas desde su oficina?

—Sí, desde antes de que lleguen.

¿Qué les dice?

—Que colaboren para tener espacios más seguros, que se involucren en la seguridad; que participen activamente en la vida democrática universitaria a través de las instancias que se tienen. Que son una gran comunidad y el mejor México; que nunca estén conformes y mantengan su capacidad de indignarse y ser propositivos.

¿Si la Junta no lo designara, se iría satisfecho?

—Mucho. La experiencia de la Rectoría ha sido la mejor que he tenido en mi vida.

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