Estaba recluida en el complejo penitenciario Morelos y se llamaba Gladys Cipriano Martínez, originaria de la Ciudad de México.

Un día, la joven de entre 25 años de edad regresaba de un baile, pues anteriormente se podía transitar entre reclusorios únicamente con solicitar permiso a las autoridades.

No llegó a su campamento, se le anduvo buscando y se le encontró en el cerro ahorcada”, cuenta Rojeiro Estrada.

Se dice que la joven se ahorcó porque su mamá había fallecido y en un estado depresivo tomó la decisión de suicidarse. Esto sucedió en el año 2000, añade.

El empleado apunta que Gladys era una jovencita atractiva y de conducta belicosa, que no se dejaba de nadie: “Se peleaba con hombres y no se le podían acercar mucho”, recuerda.

Se hicieron las investigaciones, pero se comprobó que, efectivamente, Gladys, quien había sido sentenciada por robo, se había quitado la vida, todo mundo lo relacionó con la tristeza que tenía por la muerte de su madre.

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