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Fue el primer Grito de Independencia de la Cuarta Transformación en un Palacio Nacional donde ya no hubo lugar, en sus balcones, para invitados especiales, quienes llegaban vestidos de gala y asistían a una cena exclusiva.

Ante una Plaza de la Constitución llena, en un ambiente de fiesta y expectación, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó por primera vez la ceremonia del Grito.

El Mandatario —el primero de la izquierda— salió al balcón central de Palacio Nacional a las 23:00 horas y cumplió con la tradición de ondear la bandera de México y hacer sonar 31 ocasiones la campana de Dolores.

A diferencia de su antecesor, Enrique Peña Nieto, quien en su primer Grito llegó en helicóptero, López Obrador lo hizo en su Jetta blanco y acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller.

Antes de la ceremonia, el Presidente recibió a unos 450 invitados, entre los que se encontraba su gabinete legal y ampliado, que disfrutó aguas de horchata y jamaica, así como antojitos.

Entre los invitados se destacaba el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau; el representante del Vaticano en México, Franco Coppola; el representante en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jan Jara; la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, representantes del cuerpo diplomático, dev los poderes Legislativo y Judicial y empresarios.

La verbena popular fue diferente, estuvo amenizada con música regional y bailes de los 32 estados del país.

El operativo de seguridad fue más relajado: estuvo a cargo de más de 5 mil 500 elementos de la policía capitalina, aunque también hubo miembros del antiguo Estado Mayor Presidencial vestidos de civiles, pero con un pin dorado que los distinguía.

Las primeras filas no estuvieron apartadas para los “acarreados” o funcionarios del gobierno. Entre los miles de ciudadanos destaca el señor Carlos, de Sinaloa, quien viajó con su hija sólo para ver al Presidente.

“Aun con mi dolor del nervio ciático, no me quiero mover. Nos merecíamos un Presidente de esta naturaleza”, dijo.

Para los que no quisieron mezclarse en la plaza pública, el costo de las cenas en terrazas de hoteles con vista al Zócalo eran dignas de un comensal fifí.

Palacio Nacional estuvo iluminado con luces verdes, blancas y rojas. Sonó el Himno Nacional y un coro monumental hizo temblar a los presentes.

El Presidente también lo entonó y luego, junto con su esposa, vio los fuegos pirotécnicos que se dispusieron para honrar a los héroes que nos dieron patria. ¡Viva México! Así fue el primer Grito en el periodo de la llamada Cuarta Transformación.

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