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Georgina Marysol Torres García ha sido profesora de primero y segundo grados de primaria desde hace cinco años. Según su experiencia, es “absurdo” eliminar la reprobación de segundo a tercer grados de primaria.

Considera que esta etapa escolar es fundamental en la vida académica de sus alumnos porque es cuando adquieren algunos de los conocimientos que los acompañarán todo su trayecto académico, como aprender a leer y un primer acercamiento con las matemáticas.

“Es peor que a un niño que no tiene una motricidad, aprendizaje o madurez pasarlo a tercero porque va a sufrir con contenidos que realmente no va a poder resolver. Es más absurdo pasar a un niño que no tiene las armas o herramientas que repetirlo porque tal vez con alguna otra forma de trabajo o con otra maestra a lo mejor así se le puede ayudar más”, considera.

La maestra Marysol, como la llaman sus estudiantes, se esmeró este año en arreglar su salón de clases en la escuela Hermanos Serdán, en la alcaldía Iztapalapa. Compró dulces y adornos para festejar el Día del Niño y mandó forrar la puerta del salón con figuras de la novela El principito, que desea leer a sus alumnos.

Con frustración, cuenta que lo único que genera el eliminar la reprobación es que no existan consecuencias tangibles a los ojos de los padres de familia de no poner atención o no apoyar en el proceso educativo de los niños, “¿No entrego tareas? No pasa nada, de todos modos va a acreditar”, dice.

Ejemplifica que en el turno de la mañana tiene dos alumnos que ejemplifican esta falta de esfuerzo tanto por los menores como por los padres. “Los dos pequeñitos no trabajan y no hacen absolutamente nada. Me he esforzado, les he cambiado el estilo de aprendizaje, les he traído juegos... he intentado que avancen de alguna forma, pero ni ellos ni los papás hacen absolutamente nada. Ahí sí no tiene ni caso pasarlo a tercero porque no tienen los conocimientos que son la base: lectura, escritura, en matemáticas se ven las tablas de multiplicar, ¿cómo pasamos a un niño a tercero con tanto rezago?”, cuestionó.

La profesora comenta que uno de los más grandes retos a los que se enfrentan los docentes es la falta de apoyo por parte de los padres de familia y el abandono que muchos estudiantes sufren en casa porque sus papás trabajan todo el día y no tienen tiempo para atenderlos.

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