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Para poder viajar a la Ciudad de México y exigir justicia por su familiar desaparecido, Rocío Alicia Pérez Segura tuvo que pedir dinero prestado. Originaria de Tizayuca, Hidalgo, la mujer no dudó en trasladarse a la capital del país cuando supo que podría informarle a las autoridades federales sobre el extravío de Javier Martínez Benítez.

El día de ayer, desde las ocho de la mañana llegó a Palacio Nacional para exigir justicia y relatar con sus gritos una historia de dolor y sufrimiento: “Javier es mi yerno, pero lo quiero como a un hijo, él trabajaba en un puesto de barbacoa y un día salió a entregar un pedido a Tonanitla. Ese mismo día encontraron su carro abandonado, con toda la mercancía, y él ya no estaba”.

Junto con el Movimiento por Nuestros Desaparecidos, Rocío entregó a Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, más de 100 mil firmas recolectadas en una plataforma digital y con las cuales buscaron llamar la atención del gobierno.

Agregó que fue en el mes de marzo cuando su yerno desapareció, “pero para mí han sido como seis años. Escuchábamos sobre desapariciones y no creíamos que en verdad podían suceder; ahora es terrible, parece que la tierra se tragó a Javier”.

Cuando habla de él a Rocío se le llenan los ojos de lágrimas, se le quiebra la voz. Aseguró que, aunque la víctima es el esposo de su hija, ella siente la pérdida como si fuera alguien más cercano.

Cuando Alejandro Encinas recibió a Rocío y a los cientos de manifestantes que llegaron a Palacio Nacional, el funcionario escuchó algunas de sus historias, pero cuando le cuestionaron en qué momento iba a encontrar a los más de 42 mil desaparecidos, sólo dijo: “Será complicado, pero lo vamos a hacer”.

Sin algo más que agregar, el subsecretario dio lectura a siete acciones que el gobierno federal implementará para enfrentar el reto de las desapariciones.

Luego de haber dialogado con Alejandro Encinas, los familiares de las víctimas caminaron del Zócalo al Atrio de San Francisco, muy cerca de la Torre Latinoamericana, donde realizaron un performance a manera de protesta.

También siguieron haciendo un pase de lista de los desaparecidos y algunas personas tomaron el micrófono para relatar la historia de su familiar.

En el caso de Miguel Ángel Trujillo Herrera, residente de Michoacán, durante 11 años ha buscado a sus cuatro hermanos, quienes, aseguró, fueron víctimas de desaparición forzada en Atoyac de Álvarez, Guerrero, y Poza Rica, Veracruz.

Miguel Ángel culpa a la delincuencia organizada y a policías municipales de participar en la desaparición de Raúl, Jesús Salvador, Luis Armando y Gustavo. Relató que todos ellos se dedicaban a comprar pedacería de oro, fundirla y hacer piezas nuevas, por lo que constantemente viajaban para conseguir su material de trabajo.

Fue en uno de esos viajes que sus hermanos desaparecieron y las investigaciones realizadas por Miguel Ángel apuntaron a la participación de funcionarios.

“No tengo confianza en ninguna autoridad, porque a raíz de esto yo me hice buscador de fosas, (...) nosotros tenemos más conocimientos y más capacidades, hace años que superamos al gobierno”.

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