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Nueva York.— El inicio del juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán estuvo ayer a punto de no celebrarse, a pesar de que en los bancos del público estaba Emma Coronel, vestida completamente de negro, y que Guzmán recuperó su traje azul oscuro, su camisa blanca y su corbata a rayas azules y plateadas. El caos reinó de nuevo en la corte.

Decir que el juicio contra El Chapo en Nueva York es el más importante de la década quizá no es una hipérbole, al menos para la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York. Sin embargo, y a pesar del enorme interés mediático y público, las autoridades parecieron no estar preparadas para las decenas de personas que quisieron ver sus primeros pasos en directo.

Las filas empezaron bien entrada la madrugada, con la lluvia arreciando durante horas en las que todavía era de noche. Todo para asegurarse un puesto dentro de la sala, que tenía órdenes muy estrictas: quien abandonara su asiento, perdía su puesto. Sólo un pequeño motín permitió salidas puntuales al baño durante las más de seis horas que hubo que estar encerrados en la corte, sin comer.

A eso hubo que añadirle nuevos problemas con el jurado popular que, dentro de cuatro meses, tendrá que deliberar si El Chapo es culpable o no. Dos de los miembros seleccionados la semana pasada fueron apartados, una mujer por ansiedad y un hombre por cómo afectaría a sus finanzas.

La búsqueda de sustitutos fue una pesadilla, casi tres horas para entrevistar a 30 personas que, por una razón u otra, eran descartadas para formar parte del jurado. Finalmente se consiguieron dos nuevos integrantes, un joven afroamericano con ciertas nociones de español y una mujer madre de una bebé de nueve meses, fanática de la serie Narcos, que confesó que, de joven, había fumado marihuana.

Se tomó juramento a los miembros del jurado, se dieron las primeras instrucciones (no pueden hablar con nadie del caso, “usen su sentido común como guía”, les recomendó el juez Brian Cogan), y, por fin, la presentación del caso de las partes.

El Chapo volvió la mirada perdida y mostró su incomodidad con la corbata tocándose el cuello en más de una ocasión. Por la noche, desde Instagram, Emma Coronel le dedicó un mensaje: “No importa lo que pase, te prometí estar siempre y aquí estoy. Te amaré toda mi vida”.

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