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Bien lo advirtió el preclaro oráculo de la geopolítica, que por alguna extraña razón fue desterrado de la red social del pajarito: Pedro Agustín Salmerón Sanginés, hoy exdirector general del afamado Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) —no lo confunda con el extinto Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo—, más temprano que tarde le iba a dar un dolor de cabeza a la 4T.
¿Pero qué fue lo que hizo el “jacobino trasnochado” Salmerón para verse obligado a renunciar al INEHRM, a donde no ha llegado la rigurosa tijera de la austeridad franciscana gracias al servicio vital que rinde a la patria? Fuentes cercanas dijeron a El Foco que instalado en alguna cantina de la izquierda fifí, allá, por Coyoacán y San Ángel, acompañado por su amigo porrista Toño —sí, el mismo que cambió el Himno Nacional para hacer un pequeño homenaje a la negociación migratoria con Trump—, Salmerón se montó en la ola del revisionismo y aseguró que fueron unos “valientes jóvenes” los guerrilleros que intentaron secuestrar al empresario Eugenio Garza Sada en el Monterrey del ya lejano 1973.