La hiperglobalización y la hegemonía del EU está en crisis. El mundo está transitando hacia una globalización regional que demanda la rectoría del Estado, con miras a reindustrializar las economías. En ese contexto, México está rediseñando su estrategia de crecimiento, habiendo adoptado la decisión de crecer con bienestar. El problema es que la economía mexicana se insertó a la economía de EU a raíz de los tratados comerciales, cediendo a las multinacionales las industrias más dinámicas, responsables de casi el 40% de las exportaciones, sin negociar traspasos tecnológicos. Se estancó la productividad, combinada con bajos salarios.

Los gobiernos de la 4T mejoraron las condiciones de trabajo y redujeron la pobreza, aunque falta mucho por hacer, sin dinamizar el crecimiento económico. Urge encender los motores económicos, generándose un falso debate entre repudiar la dinámica exportadora vía el “nearshoring” y dinamizar el mercado interno, porque México no puede cerrarse a las multinacionales ni al mercado internacional, por su tamaño y localización geográfica, sin generar una crisis de grandes dimensiones.

¿Cómo equilibrar la presencia de capital externo y el desarrollo del mercado interno? Primero, existe la posibilidad de negociar traspasos tecnológicos por el amplio diferencial salarial entre México y EU (alrededor de 12 veces) y las exportaciones no claves del TMEC deben diversificarse. Segundo, en el plano interno es vital garantizar la conexión terrestre y de comunicaciones en el país, asegurar energía, disponibilidad de agua, etc., para dinamizar la inversión privada. Tercero, se debe asegurar autonomía alimentaria especialmente en el contexto de amenazas arancelarias. Cuarto, se debe ampliar el mercado interno de acuerdo a las ventajas comparativas estatales, priorizando por industrias pequeñas y medianas, con un plan de financiamiento, dirigido por la banca de desarrollo, avaladas por títulos públicos, descontados por el Banco de México. Finalmente, el motor de la economía debe estar dirigido a sectores claves -carros eléctricos- liderados por grandes corporaciones, públicas o privadas; y las materias primas no renovables deben exportarse con valor agregado, imponiendo royalties a las empresas que explotan recursos naturales no renovables.

Se deben evitar los errores del pasado. Primero, las grandes corporaciones privadas no deben ser subvencionadas por el Estado; segundo, el desarrollo tecnológico sustentado en innovaciones e invenciones debe tomarse en serio, y las multinacionales deben utilizar tecnología de punta, penalizando la tecnología obsoleta. La rectoría del Estado debe traducirse en gastos de capital que garantice la infraestructura básica de la economía, sin olvidar las políticas sociales para mejorar el nivel de vida de los pobres. El déficit público debe ser financiado con impuestos a los más ricos para evitar la deuda pública. Los impuestos deben ser progresivos, con efecto especial en la riqueza no recirculada a la producción (inactiva). Las limitaciones del crecimiento económico no se deben a la falta de financiamiento, sino a las bajas perspectivas de ganancias. Hay espacio para el crecimiento independientemente de la complejidad internacional.

Profesora de la Facultad de Economía y miembro de Centro de Análisis Económico, Político y Social, (CACEPS) caceps@gmail.com

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]