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La violencia homicida de la última década costó al país 8.6 millones de años de vida productiva potencialmente perdidos de las 233 mil 219 personas asesinadas en ese lapso, revela un reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Lo anterior representa un promedio de 41 años perdidos por cada víctima prematura registrada, de entre 15 y 65 años de edad, lo que impacta en las variables económicas, como el ingreso, la productividad y el ahorro, entre otras.

Según el análisis Patrones y Tendencias de los Homicidios en México, publicado por el organismo como parte de la serie En Números: Documentos de Análisis y Estadísticas, nueve de cada 10 hombres y cuatro de cada 10 mujeres privadas de la vida realizaban alguna actividad laboral antes de su muerte.

Desde 1990, más de la mitad de los hombres asesinados en México tenían entre 18 y 35 años, y a partir de 2010 este patrón se observó en el caso de las mujeres, lo que posicionó al homicidio como la principal causa de muerte entre la población joven del país, refiere el estudio.

El grupo de edad más vulnerable a este delito de alto impacto es el de 15 a 29 años, con alrededor de 5 mil 702 muertes anuales de hombres y 629 decesos de mujeres, precisa el informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía disponible en su página de internet.

“Este grupo de edad concentró en promedio 37.1% del total de homicidios cometidos en la población, cifra 33.7% superior a la proporción de muertes totales por otras causas en este grupo de edad”, puntualiza el instituto.

Destaca que mientras la distribución de las víctimas masculinas por edad parece no cambiar a lo largo del tiempo, en el caso de las mujeres hay una mayor concentración de homicidios entre los 18 y 36 años, con un promedio de 40.7% en los quinquenios anteriores de 1990 a 2005.

“Aunado al sufrimiento sicológico y social que el homicidio causa, estos datos evidencian los posibles impactos de corto, mediano y largo plazos que tienen las muertes prematuras de adultos en diversas variables económicas (ingreso, productividad, ahorro, logro educativo, etcétera)”, subraya el análisis.

En lo que refiere a los medios con los que se cometieron los asesinatos, el informe identifica dos: armas de fuego y objetos punzocortantes, y resalta que es la agresión con arma de fuego la más recurrente en la mayoría de los casos.

El grupo más afectado fue de 18 a 29 años, ya que en promedio 72.3% de los hombres y 51.5% de las mujeres víctimas en esas edades fallecieron por disparo con arma de fuego entre 1990 y 2017, asegura el estudio del Inegi.

“Si bien la mayoría de los homicidios de mujeres fueron perpetrados con disparo de arma de fuego, también se observa que al menos una de cada cinco mujeres víctimas de homicidio fue agredida mediante ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación”, indica el documento.

El análisis no encontró que hubiera un patrón estacional en la ocurrencia mensual de homicidios entre 1990 y 2016; sin embargo, detectó que por día, los asesinatos en el país tienden a incrementarse durante los fines de semana, principalmente los días domingo.

Por ejemplo, se expone, en 2017, 17.2% de los crímenes fueron cometidos en domingo y 15.5% los días sábado. En cuanto a la hora de ocurrencia, los datos revelan que 61.4% de los homicidios registrados en el último año se cometieron entre las seis de la tarde y las seis de la mañana.

Sobre dónde ocurrieron las asesinatos, el reporte detectó que la mayoría sucedieron en la vía pública y el resto en hogares o viviendas particulares.

La investigación del Inegi encontró que más de 70% de los homicidios ocurrieron en zonas urbanas, particularmente en municipios que tienen 100 mil habitantes o más, por ejemplo, en 2015, la proporción era de 65.9 por cada 100 mil habitantes.

Por último, el reporte identifica tres regiones donde se concentran los homicidios dolosos desde 1990.

La primera la conforman municipios de los estados de Michoacán, Guerrero y Oaxaca, que presentan tasas promedio quinquenal entre 51.1 y 323.7 muertes por cada 100 mil habitantes.

La segunda región incluye a las entidades de Chihuahua, Durango y Sonora, y la tercera zona corresponde a Nuevo León y Tamaulipas, cuyas tasas promedio quinquenales oscilaron entre 97.9 y 323.7 homicidios por cada 100 mil personas.

“Estas dos últimas regiones emergieron a la par del incremento de homicidios a nivel nacional observado a partir de 2008”, indicó el documento elaborado por el Inegi.

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