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San José.— La canciller boliviana, Karen Longaric, acusó ayer al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de “impertinente, arbitrario, arrogante”, de inmiscuirse en asuntos internos de Bolivia y hacerle el juego a la política de Cuba, Venezuela y Nicaragua y de sus socios, como el exgobernante Evo Morales, de expandir el socialismo en América Latina y el Caribe.
En una entrevista con EL UNIVERSAL , la canciller repudió un fuerte ataque lanzado ayer en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) por Maximiliano Reyes, subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
Reyes rechazó que hubiera fraude en las elecciones del 20 de octubre de 2019 en Bolivia, en las que Morales reclamó su triunfo, y acusó al secretario general de a OEA, Luis Almagro, de utilizar “de manera facciosa a la misión de observación electoral para denunciar prematuramente un supuesto fraude que nunca existió”.
Reyes cuestionó “la autoridad moral” de Almagro. En una convulsión, la crisis boliviana derivó en la dimisión de Morales y en un cambio de gobierno.
Desde La Paz, Longaric atribuyó el acoso de México a Bolivia en la OEA al “interés de algunos países” que defienden “de manera militante” a Morales.
“Son otros los intereses para pretender la hegemonía del poder en la región. Son intereses políticos, ideológicos y hegemónicos” de La Habana, Caracas y Managua y sus aliados, ratificó.
“Estoy segura de que es eso: una pretensión de extender la doctrina del socialismo del siglo XXI en la región. Pero, lamentablemente, con esto liderado por la Cancillería mexicana, desdibuja la tradición de la política exterior de México que, en su momento, y hasta este gobierno del señor López Obrador, ha sido (…) de gran influencia y respeto”.
Su “injerencia” en Bolivia “ha ido más allá de un interés político y de coyuntura”, planteó.
También aludió a que México siempre acusó que Morales sufrió un golpe de Estado, en una alianza que se consolidó cuando el exgobernante aceptó la oferta de asilo que le hizo México tras renunciar en la tarde del 11 de noviembre, admitir en la mañana un reporte de la OEA de que hubo fraude y llamar a elecciones. México nunca reconoció a su sucesora, la opositora Jeanine Áñez.
Al preguntársele si cree injusto el asedio de México, contestó: “No diría injusto, [diría] impertinente, arbitrario, arrogante. No me gustaría opinar sobre asuntos internos de México, aunque tiene muchos problemas, algunos estructurales, como narcotráfico, por ejemplo”.