Villazón.— Evo Morales ya está de nuevo en Bolivia y volvió dándose un baño de pueblo, un día después de que su partido recuperara el poder y tras casi un año de haberse marchado del país ante la grave crisis que cortó su mandato de 14 años consecutivos como presidente.
Morales, una figura trascendental de la historia reciente de Bolivia, fue recibido como un ídolo por miles de simpatizantes eufóricos que acudieron a Villazón, una tranquila y pequeña ciudad en la frontera con Argentina, donde el expresidente hizo su entrada con aire triunfal.
El retorno fue radicalmente opuesto a su salida, cuando refugiado en su bastión cocalero de Chimoré casi nadie lo vio partir a México tras dimitir y acusar que fue por un golpe de Estado, mientras ganaban peso las denuncias de fraude electoral a su favor en los comicios de 2019, cuando había sido elegido para un cuarto mandato consecutivo.
“¿Qué fraude? El 18 de octubre el pueblo boliviano dijo que no hubo fraude. La mejor prueba para demostrar que no hubo fraude fueron las elecciones de este año”, dijo Morales en un mitin en la plaza principal de Villazón, donde recordó el rotundo triunfo electoral de su partido.
Ahora casi un año después, instantes antes de cruzar el puente que une Argentina y Bolivia, Morales fue despedido por el presidente argentino, Alberto Fernández, cuyo país lo ha acogido durante los últimos 11 meses mientras aguardaba a que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), retornara al poder, como finalmente sucedió en las elecciones del pasado octubre.
Evo prometió que volvería cuando su partido se restableciese en el gobierno, y dicho y hecho, pues no esperó ni un día para poner sus pies en Bolivia después de que su exministro de Economía Luis Arce, ganador de los comicios con más de 55 % de los votos, fuese investido presidente de Bolivia el domingo en La Paz.
El líder aimara se comparó con el expresidente argentino Juan Sebastián Perón, al recordar que tuvo que esperar 18 años para volver a Argentina, mientras que él ha vuelto a Bolivia en menos de un año, 363 días concretamente.
Morales paseó abrumado por la muchedumbre que lo acompañó por las calles de Villazón con la sensación de que él y su partido han recuperado todo lo perdido. “La meta del imperio estadounidense era eliminar, proscribir al MAS. Dijeron que el MAS no podía volver al gobierno y que Evo no debía volver a Bolivia, y ahora el MAS está en el gobierno y Evo está en Bolivia. Fracasaron, hermanos. Es la voluntad del pueblo boliviano, democráticamente”, celebró.