El 9 de mayo de 1945 vive en la memoria de todo el globo por ser la fecha en la que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Aliados vencieron a la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, la contienda bélica más cruenta entre naciones y de la cual Rusia tiene aún grandes cicatrices. Hoy, con motivo del 75 aniversario del Día de la Victoria, el embajador ruso en México, Víktor Koronelli, habla del significado de esa “efeméride sagrada” para su país, y reflexiona sobre lo que significó para ellos aquella confrontación.

Si bien salieron triunfantes sobre los germanos, detrás quedó una destrucción en el territorio y la pérdida de millones de vidas; sin embargo, actualmente, afirma el diplomático, el país está recuperado de ese conflicto y muchas otras cosas que siguieron más adelante.

El político asegura, en entrevista con EL UNIVERSAL, que su gobierno se encuentra entre los líderes globales y no piensa en un mundo bipolar o tripolar, sino en uno policéntrico, modelo con el cual, explica, se puede garantizar un progreso verdadero y tomar en cuenta los intereses de todos los Estados.

Con México, detalla, la relación es buena y se busca desarrollarla más, pero no para hacer alianzas en contra de terceros.

¿Cómo logró sobrevivir la guerra la entonces Unión Soviética?

—Gracias al heroísmo y la labor abnegada de nuestros padres y abuelos logramos frustrar el intento de las tropas hitlerianas para ganar la campaña con una guerra relámpago. La economía alemana, aunque tuvo a su disposición los recursos de casi todas las naciones europeas, a diferencia de la URSS, no estaba preparada para un conflicto de larga duración.

En 1941 paramos el asalto germano cerca de Moscú; en 1942, su ofensiva en el Cáucaso y la región del río Volga, y un año después les arrebatamos la iniciativa estratégica con las victorias en Stalingrado, Kursk y la liberación de Kiev, Ucrania.

Para 1944, cuando se desembarcaron los Aliados en Normandía, el Ejército Rojo ya estaba liberando a los países de Europa, pero no fue fácil, pues se requería el esfuerzo conjunto. El lema de aquellos tiempos era: “Todo para el frente”.

¿Considera que el supuestamente no estar preparados fue parte de la gran pérdida de vidas que tuvieron?

—Como se sabe, la URSS tuvo 27 millones de decesos, [fue] un gran precio. La mayoría de ellos eran civiles, pues los nazis llevaron a cabo una política de exterminio premeditado contra la población de los territorios soviéticos ocupados, más de 5 millones de personas fueron secuestradas para trabajar como esclavas en Alemania.

El número de militares fallecidos constituyó casi los 8.7 millones. Es de notar que 2.5 millones de combatientes soviéticos murieron como prisioneros de guerra en campos de concentración germanos. Para comparar, Estados Unidos perdió 400 mil tropas en toda la disputa.

¿Cuál es el principal aprendizaje que dejó la contienda?

—Las lecciones del pasado parecen nunca aprenderse bien, pero aquella [disputa], entre otras cosas, demostró que la seguridad es indivisible. A lo largo de casi toda la década de 1930, Moscú exhortaba a crear un sistema de seguridad colectiva en Europa.

Todos los intentos eran rechazados por nuestros socios occidentales. En vez de pactar con la URSS, [lo hicieron] con Hitler, en 1938, lo que dio luz verde para el inicio de la [Segunda] Guerra Mundial un año más tarde. Como se vio en adelante, el precio de esta renuencia resultó demasiado caro.

La Unión Soviética pidió la conformación del Segundo Frente que la llevó a derrotar a la Alemania nazi. ¿Cómo puede describir esa colaboración internacional, como una simple defensa de intereses?

—Londres y Washington se pusieron del lado de la URSS ya en los primeros días de la guerra. La cooperación y comunicación entre Stalin, Roosevelt y Churchill era muy estrecha; sin embargo, nuestros aliados tardaron casi tres años en abrir el Segundo Frente, lo hicieron en Francia, en 1944, en gran medida por el temor de que los soviéticos liberaran el territorio europeo por su cuenta.

Se cree que en la conferencia de la Gran Troika, en Yalta, en febrero de 1945, los británicos trataban de imponer sus condiciones, a lo que el comandante en jefe soviético respondió: “Nuestras tropas están a 60 kilómetros de Berlín, y las aliadas a casi 600”.

Ya no hubo más disputas, pero a pesar de todas las divergencias, la cooperación consolidada contra los nazis y para la formación del nuevo orden mundial, cuyo exponente hasta hoy es la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el sistema del derecho internacional, era crucial.

A 75 años de ese conflicto bélico, ¿cómo recuerda actualmente el pueblo ruso esa parte de su historia?

—Para nosotros la parte más importante es la Gran Guerra Patriótica. Se llama así porque afectó a cada [grupo social] del país. “No hay familia en Rusia que no recuerde a su héroe”, reza una canción popular. Hoy, la tarea es preservar la memoria histórica en los jóvenes.

Cada 9 de mayo se realiza el desfile militar en la Plaza Roja de Moscú. [En el país] y en otros se llevan a cabo las marchas del Regimiento inmortal, cuyos participantes salen a las calles con las fotos de sus [consanguíneos] que lucharon en la Segunda Guerra Mundial.

En México, los veteranos se hon- ran con una muralla de la memoria hecha con retratos de los héroes y flores. Cada 9 de mayo o en las fechas más cercanas, compatriotas rusos, ciudadanos mexicanos y miembros de sus familias acuden a nuestra embajada para rendir homenaje a quienes derrotaron el nazismo.

México también tuvo participación, se vio obligado a unirse al Segundo Frente, ¿cómo califica su papel?

—Reconocemos y apreciamos el aporte que hizo [ese gobierno] en la victoria sobre el enemigo común. Era uno de los primeros países latinoamericanos en sumarse a la coalición antihitleriana y, por lo tanto, no es casual que estuvo entre los fundadores de las Naciones Unidas. [Actualmente] tenemos una cooperación muy estrecha con la delegación mexicana en Nueva York.

El 9 de mayo es un día de gran importancia para Rusia. Entiendo que este año no habrá desfile, pero sin duda lo recordarán, ¿de qué manera será?

—[Esa fecha] es un día sagrado para cada familia rusa. Su fuerza espiritual siempre está en nuestros corazones. No obstante, en este momento lo más importante es cuidar la salud de nuestros ciudadanos, ante todo, de los veteranos de la guerra.

Por eso, se aplazaron tanto el desfile militar en la Plaza Roja en Moscú como otros eventos concurridos que estaban previstos; sin embargo, este 9 de mayo en el cielo sobre [la capital de Rusia] habrá un desfile aéreo, con aviones y helicópteros de combate, y por la noche, en los centros de las ciudades se realizarán los tradicionales fuegos artificiales. Muchas actividades se efectuarán de manera virtual.

Tras la Segunda Guerra Mundial vino una recomposición de las naciones en el ámbito internacional. ¿En qué lugar de la geopolítica actual está Rusia?

—Sin duda alguna entre los líderes mundiales. La influencia y el prestigio de Rusia en el mundo, que se han debilitado por un momento en los años 90, ahora están completamente recuperados. Creo que nadie debería tener dudas al respecto.

¿Considera que su país sigue siendo apetecible para Occidente? Por sus recursos naturales, Rusia tiene 5% de agua dulce no congelada en el planeta, así como gas.

—Las relaciones entre Rusia y el Occidente se basan y pueden [hacerlo] únicamente sobre los principios de una asociación equitativa. Si a alguien se le antojan nuestras riquezas naturales, que mejore sus conocimientos de la historia, incluyendo la de la Segunda Guerra Mundial.

¿Un mundo bipolar e incluso tripolar podría ser posible con Moscú nuevamente en un bloque así?

—Abogamos por un mundo policéntrico, asumiendo que sólo este modelo de orden mundial es capaz de garantizar un progreso verdadero y tomar en cuenta intereses de todos los Estados. Quisiera esperar a que la confrontación entre bloques basada en los motivos ideológicos, tarde o temprano pase a la historia.

Por supuesto, seguirán existiendo la competencia económica y la lucha por las esferas de influencia, derivadas de los intereses locales; no obstante, sería mejor dar prioridad a los principios y valores universales, consagrados sobre todo en la Carta de las Naciones Unidas.

¿Cuál es el papel de México en la geopolítica rusa?

—[Ambas naciones] gozan de una larga historia de relaciones bilaterales, siempre eran amistosas y autosuficientes; es decir, nunca tuvimos conflictos y esta cooperación no dependía de qué fuerza política estaba en el poder. Estamos aquí para desarrollar esa relación, no para hacer alianzas contra terceros. México es nuestro segundo socio comercial en América Latina y apoya muchas iniciativas rusas en la ONU, pues nuestra agenda en muchos casos es similar o coincide.

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