Con la etiqueta de ser un país que privilegia el diálogo para la solución de conflictos, hoy México se convierte nuevamente en sede para instalar una mesa de pláticas entre dos partes confrontadas desde hace casi una década: el gobierno de Venezuela y la oposición a éste. 

Este fin de semana comienza un nuevo diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición encabezada por Juan Guaidó, con mediación de Noruega y en territorio mexicano. Es el quinto intento, fuera de Venezuela, para lograr una ruta de salida al conflicto que se vive en aquel país. 

Con la esencia de tener en práctica, de manera permanente, la Doctrina Estrada, de que el gobierno de México solamente se limita a mantener o retirar (a sus diplomáticos) cuando lo crea procedente, sin calificar precipitadamente, ni a posteriori, el derecho de las naciones para aceptar, mantener o sustituir  a sus gobiernos o autoridades, en territorio mexicano se han llevado a cabo, en más de dos ocasiones, conversaciones para solucionar conflictos que se viven más allá de las fronteras mexicanas. 

Durante los últimos 20 años del siglo XX, por iniciativa de otras partes, y también propia, México fungió como actor importante para poner fin a guerrillas como la de Centroamérica.

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Es muy reconocido el Grupo de Contadora, una instancia multilateral que se creó en 1983, a partir de un llamado del primer ministro de Suecia y los premios Nobel de la paz. Gabriel García Márquez, Alfonso García Robles y Alva Mydral, para buscar dar fin a la guerrilla en Centroamérica. A propuesta de México y Colombia, que invitaron a Panamá y Venezuela, se creó un grupo para promover de manera conjunta, la paz en Centroamérica. Así se llegó a la isla de Contadora, en Panamá, de donde salió un compromiso. 

México colaboró también para acabar con el conflicto interno en Guatemala y en 1992 se firmaron los Acuerdos de Paz de Chapultepec, con los que se logró parar la confrontación entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. 

El territorio mexicano también fue sede para que el gobierno de Colombia se sentara a dialogar con la Coordinadora Guerrillera, conformada por las FARC, el ELN y EPL. No prosperó el diálogo debido a que durante el desarrollo de las pláticas, la violencia continuó. 

“Esto habla de que México está volviendo a rescatar ese espacio de diálogo que siempre tuvo a disposición y que no significa injerencia”, señaló Nayar López, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM

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El especialista en temas de América Latina y El Caribe subrayó que con este diálogo México rescata ese espacio de diálogo que antes del siglo XXI tuvo para el exterior. 

“Responde a un giro de la política exterior de México hacia América Latina, abandonando esa lógica de injerencia que se dio durante los últimos 3 sexenios”, comentó. 

Nayar López subrayó que, con este diálogo, México puede reposicionar su papel de gran influencia a nivel internacional, de manera geopolítica.  

“México tiene una dimensión geopolítica e influencia internacional muy importante. Cuando México se sumó al concierto de intervencionismo de Estados Unidos, se desdibujó en el sentido del respeto en la diplomacia internacional. Esto es un giro importante e incorporará a México en un ámbito en donde su voz puede tener mayor respeto”, añadió. 

Por su parte, la internacionalista Aribel Conteras, celebró que México sea sede del diálogo entre el gobierno de Maduro y sus opositores. 

“México lo visualiza como una gran oportunidad para consolidarse como líder en la región, hecho que había perdido”, indicó. 

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Se trata, dijo, de dar continuidad a una tradición política

Si el diálogo funciona, subrayó, será de gran trascendencia para México, toda vez que le beneficiará en su imagen internacional; pero si no hay acuerdo alguno, se debe analizar el por qué y no dar culpa al gobierno mexicano. 

“Aquí lo importante es que México entiende que no es juez y parte, no tiene por qué serlo, simplemente pone la plataforma y se mantiene neutral”, mencionó. 

Sobre el caso de Estados Unidos, Aribel Contreras consideró que la Unión Americana puede visualizar que mejor sea México quien intente hacer algo, a que lo haga el propio gobierno estadounidense

“Seguramente Estados Unidos estará muy atento a ver qué ocurre, pues le interesa que haya un proceso de pacificación”, puntualizó.

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