San Juan/Miami.— El huracán Dorian golpeó con fuerza ayer las costas de Carolina del Sur y Carolina del Norte para luego debilitarse a categoría 2, mientras que en Bahamas, el territorio más azotado por ese ciclón, la asistencia sigue llegando tras confirmarse que el fenómeno ya dejó 30 muertos.

Los residentes de las Carolinas resistían al azote del huracán a medida que aumentaban los esfuerzos internacionales por ayudar a las víctimas de Dorian en las islas bahameñas que recibieron el mayor impacto: Gran Bahama y Ábaco.

La monstruosa tormenta también desató varios tornados en el sureste estadounidense, pero no se reportaron víctimas. En la histórica ciudad de Charleston, Carolina del Sur, los fuertes vientos derribaron árboles, semáforos y postes de luz.

El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, exhortó a los residentes a “mantenerse en un lugar seguro y fuera de las calles”.

Cooper dijo que se reportaron tornados en cinco condados y se registraron hasta 23 centímetros de lluvia en partes del condado en donde se ubica Wilmington.

Los meteorólogos pronosticaron que el huracán se irá debilitando conforme avanza cerca y a lo largo de las costas de Carolina del Sur y Carolina del Norte.

Al menos cuatro muertes relacionadas con Dorian han sido reportadas en el territorio continental estadounidense: tres en Florida y una en Carolina del Norte. Todas han involucrado a hombres que cortaban ramas de árboles o hacían otros preparativos para la tormenta.

Varias naciones se sumaron a los esfuerzos de rescate para las miles de víctimas de Dorian en las islas Ábaco y Gran Bahama, en el norte del archipiélago.

El estado de Florida salió en gran medida ileso del paso de Dorian. “Tuvimos suerte en Florida. Mucha, mucha suerte de hecho”, dijo el presidente Donald Trump.

Dorian soplaba con intensidad de categoría 5 cuando se instaló durante casi dos días sobre el norte de las Bahamas, donde dejó una destrucción inimaginable.

Algunos residentes aún aturdidos por la tormenta habían salido a las calles arrastrando sus maletas con sus posesiones más valiosas. La extensión del daño en Bahamas comenzó a conocerse.

El primer ministro bahameño, Hubert Minnis, dijo que el huracán dejó una “devastación generacional” y la cifra de muertos creció a 30, aunque es de esperarse que la cifra suba. El secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, dijo que se necesitan con urgencia refugios, agua potable, alimentos y medicinas para 50 mil personas en Gran Bahama y para entre 15 mil y 20 mil en Gran Ábaco.

El primer ministro Minnis advirtió que los saqueadores serán castigados “con todo el peso de la ley”.

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