Washington.— El gobierno de Donald Trump sufrió una nueva baja. El director de la Agencia Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), Scott Pruitt, renunció acorralado por escándalos de malgasto, falta de ética y de gestión.

Trump lo anunció en Twitter, El movimiento no fue una sorpresa, tras semanas en las que Pruitt había estado en el centro de escándalos, defendido por el mandatario.

Incluso, en el tuit de despedida, Trump lo felicitó por su “fantástico trabajo”, y aseguró que estará “siempre agradecido” por ello.

Seguidor del presidente y negacionista del cambio climático, desde el primer momento se dedicó a desmantelar el sistema de protección ambiental implementado por el ex presidente Barack Obama.

No sólo lideró el movimiento para salir del Acuerdo Climático de París, sino que apostó por un retorno a los combustibles fósiles y la eliminación de regulaciones ambientales por la energía renovable.

Sin embargo, lo que realmente lo convirtió en un activo tóxico fue que aprovechó su cargo para realizar acciones dudosas en el ámbito ético y de gestión.

Tiene 14 acusaciones abiertas de mala praxis y es investigado por el Congreso, la Casa Blanca, y la oficina de ética del gobierno. Los casos van desde el pago de billetes de primera clase con dinero público “por seguridad”, hasta el alquiler de un departamento a un lobista del petróleo muy por debajo del precio de mercado. Su salida no cambiará la política antiambiental de Trump. Su sustituto, Andrew Wheeler, es un ex lobista del carbón y negacionista del cambio climático.

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