Sao Paulo.— Brasil fue testigo ayer de una batalla judicial entre dos magistrados sobre la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva, hasta que por la tarde el presidente del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4), Thompson Flores, determinó que el ex presidente debe seguir preso.

Por la mañana, el juez Rogerio Favreto, del Cuarto Tribunal Federal Regional —ex militante del Partido de los Trabajadores, que lidera Lula—, decidió que el dirigente político debía ser excarcelado, a lo que siguieron una serie de anulaciones y ratificaciones de la primera orden, además de debates sobre la autoridad, o falta de ella, de los jueces.

Para complicar aún más las cosas, el juez que en primera instancia declaró culpable a Lula, Sergio Moro, sería el que tendría que remitir la orden de excarcelación a la policía y él le dijo a la policía que no cumpliera con la primera orden de Favreto.

Por la tarde, Thompson Flores, a pedido del Ministerio Público, decidió suspender la decisión del juez Favreto y determinó que Lula debe permanecer en prisión.

Lula está preso desde el 7 de abril cuando comenzó a cumplir una sentencia de 12 años por corrupción.

Está cumpliendo su condena en los cuarteles de la Policía Federal de la ciudad de Curitiba. El ex mandatario ha negado haber cometido delito alguno y su encarcelamiento ha dividido a los brasileños.

En las horas posteriores a que se anunció la primera decisión, cientos de partidarios de Lula llegaron a los cuarteles de Curitiba con banderas y gritaban: “Lula libre”. La atmósfera era festiva y seguía así después que se revirtió la excarcelación.

Los abogados de Lula han argumentado que no debió ser encarcelado hasta que se agotaran todas sus apelaciones y han presentado varias peticiones para su liberación, que han sido denegadas hasta el momento.

Pero ayer por la mañana, Favreto, el juez en turno en el Cuarto Tribunal Federal Regional que ordenó su excarcelación, dijo que a Lula se le negaron dos derechos fundamentales: su libertad como civil mientras espera una decisión final de la corte de apelaciones y su derecho a competir en las elecciones presidenciales de octubre. El ex mandatario ha dicho que sigue siendo candidato y es puntero en las encuestas de intención de voto.

En respuesta, el juez Moro ordenó a la policía que no cumpliera la orden. Favreto respondió ordenando a los agentes que obedecieran su decisión. “Ordeno que se cumpla inmediatamente la medida judicial de liberar al acusado, so pena de sanción por no acatar una orden judicial”, escribió.

Fue entonces que intervino el juez Joao Pedro Gebran Neto, quien está a cargo de manejar el caso de Lula en la corte federal regional, y ordenó que el líder político siguiera tras las rejas, lo que fue ratificado por Thompson Flores.

Maristela Basso, profesora de ley internacional y comparativa de la Universidad de Sao Paulo, dijo que la decisión de Favreto parecía “más política que judicial”, pero podría incrementar la presión sobre el Supremo Tribunal Federal para que libere a Lula.

El año pasado, Moro declaró culpable a Lula de hacer favores a una compañía constructora a cambio de un departamento en la playa. Ese fallo fue ratificado por una corte de apelaciones en enero. El ex presidente enfrenta otros cargos de corrupción.

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