Dos magos profesionales, aprendiz y maestro, ofrecen un fugaz show de magia en plena calle, toreando automóviles, a cambio de una monedas.

“Nos dedicamos a ofrecer espectáculos en eventos, fiestas privadas y circos, ahorita por esto de la pandemia no hay fiestas, no hay shows, entonces no tenemos de otra, más que venir aquí al semáforo para poder vivir”.

Así lo cuentan Christopher, de 21 años, y su mentor Gerardo, de 26, quienes tras la tuvieron que instalarse sobre la avenida Plutarco Elías Calles esquina con Eje 6 para presentar sus actos y subsistir.

“Nos vimos en la necesidad de trabajar en las calles desde que empezó la pandemia, aquí llevamos como tres meses, nos va bien, pero a veces la gente es mala con nosotros y nos ha dicho que maltratamos a las palomas, hay gente que sí nos agradece y nos felicita por nuestro acto", dice Christopher.

“Normalmente trabajamos de seis a ocho horas aproximadamente, hay veces en que la gente no te apoya, entonces tienes que aferrarte hasta conseguir algo, trabajamos cinco días a la semana depende de cómo nos vaya, a veces no descansamos ni un día y es cuando no nos va muy bien", relata el joven.

Al no tratarse de una actividad esencial, ambos artistas de la magia no reciben apoyo alguno por parte de las autoridades capitalinas y los colores del semáforo epidemiológico no ayudan mucho en su situación.

“Realmente a nosotros no nos beneficia nada que sea naranja, rojo o que sea amarillo el semáforo, generalmente nuestras actividades no se van a reponer hasta que esté en verde, nos lo han dicho, ni el mismo circo ni las fiestas puedes realizarse hasta que el semáforo esté en verde", explica Gerardo.

"Esperamos que sea muy rápido la transición, pero si no es así, estimamos seguir aquí hasta diciembre, porque las autoridades sólo nos han dicho que la reanudación de actividades será a finales de octubre".

Del circo y las fiestas, a las calles: así sobreviven los magos ante la pandemia
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Peleando por un lugar

Al cambiar la comodidad de las celebraciones infantiles en casa o los espectáculos en sitios establecidos, los magos salieron a la calle no sin antes pelear por uno de los tantos cruces en el Valle de México.

Relatan que en los municipios del Estado de México, donde ellos radican, les prohibieron instalarse, por lo que tuvieron que trasladarse hasta la capital.

“Vengo desde Ixtapaluca y la verdad sí se me complica un poquito el traslado, pero allá si está más difícil trabajar, allá nos dijeron que no podíamos instalarnos y pues aquí nos dijeron que sí podíamos estar y pues realmente decidimos aprovechar el espacio", reconoce Gerardo.

"Está muy difícil trabajar en estas condiciones porque estás todo el día en el sol y de repente se nubla, empieza a llover y esos cambios luego sí dan un poquito de miedo por una gripa o algo así, y pues ahí se acabó todo, pero pues ni modo".

Para Christopher, la inseguridad es otra preocupación: "vamos a otros semáforos pero luego sí nos han corrido, inclusive un día nos sacaron la navaja y nos dijeron que no podíamos estar ahí, ya que ese era su semáforo, se adueñan de ellos".

Fue entonces que finalmente consiguieron su lugar en la colonia Nativitas, donde consiguieron un techo que apenas les da sombra para acomodar tres sillas y dos jaulas con sus palomas.

"Gracias a Dios aquí encontramos compañerismo con los ferieros y el vendedor de fruta, él lleva más tiempo en esta avenida así que se podría decir que él nos dio como ese compañerismo de compartirnos su semáforo”.

Gerardo lleva diez años como maestro de magos y su aprendiz Christopher lleva cuatro dedicado al oficio. "Llevo cuatro años aprendiendo de mi maestro, lo que más espero es que ya se normalice todo para poder dar shows, amamos dar shows".

Y concluye que "ya extrañamos todo eso".

vare/rcr

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