Mientras una cucaracha “grande y gorda”, como lo denunció desde su curul la diputada de Morena, Guadalupe Morales Rubio, se paseaba por los lugares vacíos del PAN, PRI y PRD, los diputados locales exigían hacer efectivos los descuentos en sus dietas a los faltistas.

“Porque los que estamos aquí, asumimos nuestra responsabilidad con la Ciudad de México. No nos estamos escondiendo debajo del colchón. Somos empáticos con la población que cada día sale a trabajar para ganarse el pan, con el conductor del microbús, el taxista, el bolero que vive de lo que le pagamos”, dijo el diputado Carlos Castillo Pérez casi con llanto.

Y sin que nadie lo presionara o se mofara de sus palabras, continuó: “Estamos siendo responsables, sin miedo, sin pánico. Este Congreso ha tomado las medidas necesarias de higiene, nos tomaron la temperatura, nos dieron el gel antibacterial a la entrada. Cada uno de nosotras y nosotros traemos solamente un asesor”, presumió.

Mientras que su tocayo y compañero de partido, Carlos Mirón Hernández, reconoció el trabajo de los asesores de los diputados ausentes, “porque asumen su responsabilidad, pero se me hace muy irresponsable que las y los diputados de esos grupos parlamentarios vayan a esconderse a sus casas y manden a los asesores.

“Por eso pido que se marchen a sus casas”, exigió.

De allí que a las 10:07 horas, con la asistencia de 31 diputados de Morena, uno del PT, PVEM, PES y dos independientes, la presidenta de la Mesa Directiva, Isabela Rosales Herrera, hizo sonar su campanilla para iniciar la sesión ordinaria del jueves en el Antiguo Palacio de Donceles, donde tenía establecidos 41 puntos, que pronto los redujeron a cuatro.

El mayor tiempo de una hora con 53 minutos que duró la sesión, se lo llevó la discusión de la donación de 400 millones de pesos que realizará el Congreso a la Secretaría de Salud para la contingencia que se avecina por el Covid-19, que presentó la coordinadora de Morena, Martha Ávila.

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