"¡Mamá, mamá, estoy secuestrado!", era la llamada más recurrente que realizaban los extorsionadores hace alguno años para obtener dinero fácil de sus víctimas.

Sin embargo, ahora las extorsiones han cambiado y ya no son tan fáciles de evadir. Algunas son forzadas al grado de obligar a las víctimas a desplazarse de sus lugares de trabajo o de vivienda.

Según el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, los extorsionadores buscan a personas de la tercera edad, a quienes monitorean y vigilan, por lo que saben sus movimientos clave, cuántos habitan en casa, cuántos niños hay y los horarios laborales de los que generan ingresos, información que utilizan para engañar.

“Los datos que tenemos es que ahora, entre 15% y 21% de las denuncias de tentativa de extorsión la presentan adultos mayores. Son una población que en su mayoría no cuenta con el conocimiento de cómo manejar el miedo que les infunden a través de un teléfono celular, sabemos también que en las grandes metrópolis las extorsiones efectivas son de apenas 7%, es decir, no todas son exitosas”.

Algunas de las modalidades que utilizan los extorsionadores son:

La patrona o el sobre amarillo

Los grupos delincuenciales han desarrollado incluso guiones para delinquir al grado que los hay para el secuestro, fraude, robo y otros con los que las bandas identifican puntos vulnerables de la ciudadanía.

Explicó que aprovechando que muchas personas se apoyan de empleados domésticos para atender sus casas debido a que tienen que trabajar, los ladrones han evolucionado sus maneras de fraude al

Este tipo de llamadas fraudulentas las hacen los grupos delincuenciales a las empleadas domésticas o encargados de la casa y les hacen creer que sus patrones están en situación de urgencia, por lo que les piden buscar dinero y depositarlo en alguna cuenta.

Hay casos en los que los mismos defraudadores hacen videollamadas y manipulan a las trabajadoras a que los vayan guiando por la casa para encontrar los lugares donde se guardan los valores, argumentando que busquen relojes, joyas o dinero que supuestamente el patrón o patrona tiene que entregar.

Esto es aprovechado por la delincuencia que de esta manera obtienen mapas y esquemas para determinar incluso el robo posterior, ya que todo hace pensar que estas células delincuenciales intercambian información entre sí.

Otra modalidad de la patrona es el de “sobre amarillo”, donde el defraudador llama con urgencia para manipular al empleado o empleada a que busquen “un sobre amarillo” donde se guarda el dinero, llaves o joyas.

Si la víctima no encuentra dicho “sobre amarillo”, se les manipula para que busquen dinero o artículos de valor que sustituyan el supuesto dinero que se resguardaba en ese sobre e incluso se les sacan datos sobre los valores que van encontrando en la casa.

Al final, dijo, se han tenido fraudes en donde se han hecho pagos que van desde tres mil pesos hasta los 100 mil dólares, entre artículos de valor y joyas.

Como consecuencia de esta modalidad de fraude, los delincuentes obtienen datos personales de las familias y se investiga incluso presencialmente al sujeto que va a ser víctima del fraude.

Esto es a través de vecinos, conserjes y de los mismos delincuentes que vigilan desde afuera de los domicilios, a bordo de un automóvil o incluso haciéndose pasar por abogados o policías.

Bajo esta extorsión han caído las empleadas domésticas de y de una en México.

El cuarto de hotel

La procuraduría capitalina busca desmantelar a una banda de presuntos secuestradores exprés que aparentemente operan desde el Reclusorio Oriente y son señalados como los responsables de privar de la libertad a jóvenes en las delegaciones Iztapalapa, Coyoacán y Tlalpan; para intimidar a sus víctimas, se presentan como integrantes del Cártel de Tláhuac.

Estos delincuentes se han especializado en amedrentar a parejas que acuden a moteles de paso en las demarcaciones mencionadas. Una vez que identifican a las víctimas con la habitación asignada, éstas reciben una llamada en el , en la que les advierten que “hay hombres armados” afuera esperando a que salgan y les exigen desde 100 mil a 200 mil pesos para no hacerles daño.

El hecho más reciente se registró el martes pasado en el motel Villas de las Torres, ubicado sobre la calle Andrés Molina Enríquez de la colonia San Andrés Tetepilco, en Iztapalapa, donde dos parejas estuvieron “secuestradas” por cuatro horas. A las cuatro personas, el supuesto Cártel de Tláhuac les dijo que si salían, las iban a matar.

Según la carpeta de investigación en poder de la Fiscalía Antisecuestro (FAS) de la procuraduría capitalina, una de las parejas era de origen colombiano y estaban en la habitación 104, mientras que las otras víctimas eran jóvenes de apenas 20 años, mexicanos que rentaron la habitación 106.

A las dos parejas les pedían 200 mil pesos; sin embargo, una de ellas no se dejó intimidar y pidió ayuda policiaca a través de su teléfono celular, pues los administradores del motel Villa Las Torres no los apoyó, mientras que los colombianos huyeron del lugar, con el argumento de que no querían conflictos con la ley en este país.

Cuando se presentaron los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, las víctimas confirmaron que, aparentemente, se trató de un secuestro ficticio, ya que afuera de su habitación y del hotel no había personas armadas, por lo que decidieron proceder legalmente, y también se interrogó a los empleados del motel por no dar el apoyo.

Sin embargo, los trabajadores dijeron desconocer los hechos y que sólo habían transferido una llamada telefónica que pedían que se transfiriera a las habitaciones 104 y 106. Al respecto, se dio a conocer que las llamadas del presunto secuestro se realizaron desde el interior del Reclusorio Oriente.

Ahí, a decir de las primeras indagatorias, opera una banda que se dedica a realizar “secuestros virtuales” y extorsión, pues el mismo número es indagado desde febrero de 2017 y aunque aún no hay ningún detenido ni se ha identificado al o los presuntos responsables, ya se ha detectado el modus operandi.

Gota a gota

Una de las extorsiones más peligrosas es la que según los expertos fue "exportada" de Colombia a la CDMX. Además, muchas veces es forzada, sobre todo a pequeños comerciantes, quienes también son víctimas del cobro de piso.

Bajo esta modalidad, los usureros ofrecen hasta 60 mil pesos a la palabra, pero después cobran intereses excesivos y usan la violencia para intimidar a los deudores, en su mayoría pequeños comerciantes.

Además, las autoridades capitalinas indican que estos prestamistas perfeccionaron su operación y ahora usan aplicaciones móviles de celulares inteligentes para llevar las cuentas de las deudas de sus clientes y así evitar dar recibos que pudieran servir como una prueba en su contra.

"Enganchan a la gente ofreciendo préstamos de 2 mil a 60 mil pesos y en menos de dos horas, sin fiadores ni garantías, con pequeñas cuotas e intereses de hasta 20%, siendo el único requisito que cuenten con un comercio y entreguen una credencial de elector", dijo en conferencia la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez, al referirse al este modus operandi.

EL UNIVERSAL publicó el 19 de abril de 2017 el caso de estos préstamos "gota a gota", los cuales se han extendido por la mayoría de las alcaldías de la capital y municipios conurbados del Estado de México, y dicha práctica la llevan a cabo tanto personas de origen colombiano como mexicano. Incluso las autoridades sospechaban en ese entonces que esta actividad podría servir para lavar dinero de dudosa procedencia.

La red de prestamistas, dijo la secretaria de Gobierno, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, está integrada por mil 500 personas sudamericanas que llegaron a México como turistas y desde 2015 se promocionaron a través de tarjetas de presentación en mercados y pequeños comercios de la capital y otras entidades.

Añadió que esta actividad genera ganancias de hasta 100 millones de pesos a la semana y tiene a la Ciudad de México como uno de sus centros de operaciones, aunque también tiene influencia en otras entidades.

"Estas operaciones fraudulentas están vinculadas con actividades criminales, las dudas se vuelven como un derecho de piso porque los intereses moratorios son excesivo", comentó.

Rosa Icela Rodríguez recordó que este tipo de extorsión surgió hace 10 años en Medellín, Colombia, y en la capital empezó a surgir desde 2015.

Cobro de piso

La extorsión más violenta que se da en la CDMX es el que realiza principalmente La Unión Tepito.

En la Ciudad de México, grupos criminales que se dedican principalmente a extorsionar, pero también al robo a casa-habitación, pagan entre 80 mil y 100 mil pesos por mes a La Unión Tepito para usar su nombre y delinquir, según revelan informes de inteligencia que elaboró la procuraduría capitalina, basados en testimonios de extorsionadores detenidos por policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) local.

Estos criminales, que operan principalmente en la zona Centro, el corredor Roma-Condesa, Polanco y la Zona Rosa, declararon a las autoridades que a cambio de usar el nombre de La Unión Tepito le pagan una renta a Roberto Moyado Esparza alias El Betito, preso en el Reclusorio Norte.

Los extorsionadores cobran drecho de piso a pequeños y medianos comercios de todo tipo, desde puestos de quesadillas, ferreterias, veterinarias, chelerias, tiendas de abarrotes, locatarios de mercados

A los comerciantes los obligan a pagar desde dos mil hasta 50 mil pesos al mes. Los locatarios son intimidados con mensajes, llamadas y envíos en donde los extorsionadores incluyen los nombres de sus hijos, esposas, madres y empleados.

Algunos comerciantes optan por cerrar sus negocios y desplazarse a otros lugares para evitar las extorsiones.

cg

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