Temascaltepec, Méx.— Piedra Herrada es uno de los tres santuarios de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca que se localizan en el Estado de México. Es un ejido ubicado entre Temascaltepec y Valle de Bravo, en el que según los visitantes pueden vivir la experiencia más espiritual que la naturaleza llega a ofrecer.

“Venimos de Houston [Texas, Estados Unidos]. Somos una familia completa y vamos a visitar también el Nevado de Toluca, Malinalco, Valle de Bravo (...) Nos encantó estar aquí, sentir cómo vuelan alrededor tuyo y hasta se posan sobre ti las mariposas. Es una experiencia espiritual, la más grande que la naturaleza llega a ofrecer”, dijo Audrey, una de las turistas estadounidenses que recorre el lugar.

Miles de alas doradas, amarillas y naranjas parecen tapizar el cielo sobrevolando los árboles de algodoncillo en donde depositarán su huevecillos para después volver a los bosques entre Canadá y Estados Unidos.

Monarca. Piedra Herrada, místico santuario en Edomex
Monarca. Piedra Herrada, místico santuario en Edomex

A tan sólo una hora de Toluca se ubica San Mateo Almomoloa, un ejido de Temascaltepec donde los habitantes operan el lugar, ya que cuentan con espacios para venta de alimentos y desde mediados de noviembre contrataron a 65 habitantes de su comunidad como guías de turistas o para que renten caballos a los visitantes para llegas hasta el núcleo donde duermen las mariposas, pues son más de dos horas caminando hasta la cima.

Este insecto viaja desde Estados Unidos y Canadá hasta el territorio mexiquense y parte de Michoacán durante el invierno. Su arribo implica un viaje de 4 mil kilómetros durante 33 días y a finales de marzo, durante su madurez, emprenden el viaje de regreso, cuando de nueva cuenta vuelan 4 mil kilómetros hasta Canadá.

Apoyo institucional

El paraje recibe presupuesto y atención de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), de las secretarías de Turismo y de Medio Ambiente estatales, ayuntamientos, además de organizaciones internacionales que dan seguimiento al insecto, pues en algún tiempo estuvo en peligro.

Los ejidatarios se encargan del mantenimiento porque el lugar es pulcro, el pasto se mantiene verde, en época de lluvias cultivan hongos y en seca contratan a quien retire la yerba. Las actividades permitidas son de bajo impacto ambiental: filmaciones, fotografías, investigación científica, monitoreo ambiental o la restauración de los ecosistemas.

“Aquí llegan personas de todo el mundo. Una vez una persona me preguntó si conocía a gente de la India y me presentó a una familia que venía sólo a visitar a la mariposa monarca”, relató uno de los guías de turistas.

Para llegar hay varias alternativas, pues muchas empresas de turismo están certificadas con la Norma 09, que los acredita como organizaciones que pueden contratar viajes desde Toluca hasta Valle de Bravo, ir a Malinalco y visitar a la monarca.

Monarca. Piedra Herrada, místico santuario en Edomex
Monarca. Piedra Herrada, místico santuario en Edomex

Jorge Rescala Pérez, secretario de Medio Ambiente estatal, detalló que la entidad cuenta con 97 áreas naturales protegidas con una superficie de 987 mil hectáreas, dentro de ellas está la Biosfera de la Mariposa Monarca, que abarca 56 mil hectáreas en el Edomex y Michoacán, de las cuales, 22 mil están en territorio mexiquense.

Los santuarios del Estado de México son los siguientes: El Capulín, en Donato Guerra; La Mesa, en San José del Rincón (aunque parte de esta biosfera se encuentra en Michoacán), y Piedra Herrada, en Temascaltepec, los cuales, cada año, son visitados por hasta 200 mil visitantes en total.

Las mariposas monarca que llegan a territorio mexicano son una generación migratoria, llamada así porque la nueva generación nace en octubre, durante el otoño, y está destinada a emprender un viaje largo y exhaustivo a la franja boscosa entre Canadá y Estados Unidos a finales de marzo.

Los ejidatarios opinan que la migración de la mariposa monarca es una maravilla, pues significa su sustento: gracias a su arribo, no sólo reforestan el bosque cada año, sino que conocen otra forma de vida, pues muchos de los habitantes de Almomoloa no tienen más alternativa de trabajo que el cuidado de la tierra, la agricultura y ahora este ejido.

Las familias dedicadas a esta actividad aseguran que la migración de este “hermoso” insecto es una forma que encontró la naturaleza para preservar la especie y que se puede presenciar en bosques del Estado de México.

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