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Toluca, Méx.— Hace un año 70 vecinos de San Cristóbal Huichochitlán denunciaron que los pozos donde almacenaban el agua potable estaban contaminados con diesel derramado de las tomas clandestinas del ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) que conecta con la Terminal de Abastecimiento en Toluca. Hoy nada ha cambiado, la gasolina se sigue filtrando y los daños son cada vez más graves.

De los pozos artesanales donde sacaban el agua para su consumo, que usaban para bañarse, lavar los trastes y la ropa, ahora sale un líquido casi rosa que, según los afectados, emana un insoportable olor a gasolina que penetra en la nariz por horas y que se queda en el ambiente.

En el patio donde algunos de los vecinos hablaron con EL UNIVERSAL, juegan dos niñas de dos y tres años, quienes presentan resequedad y daños en la piel, afectaciones que, según su mamá, son por el contacto con la gasolina, pues hace un año sus padres no sabían que el agua que consideraban potable estaba contaminada con diesel.

“Nos bañábamos con esa agua; yo me quedé calva, sin cejas. En una parte de mi cara me surgió una enfermedad, el médico [me] dijo que fue por el contacto con la gasolina.

“A las niñas, el pediatra les diagnosticó algunos daños, pero no compramos las pomadas porque el sector Salud estatal que vino en ese entonces [se] comprometió [a] que nos daría el medicamento, pero nunca volvieron”, explica la joven de 20 años de edad, ama de casa, quien pidió reservar su nombre y rostro, pues recibió amenazas de huachicoleros y policías municipales de Toluca, asignados a la zona hasta la gestión anterior.

Denuncian abandono tras derrame de diesel
Denuncian abandono tras derrame de diesel

Fueron al menos 30 los pozos artesanales afectados. Se encuentran en el interior de los predios, cada uno de esos almacenes abastece a dos o tres familias por casa. Esta región está calificada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) como en situación de pobreza. Al menos siete de cada 10 habitantes presentan carencias educativas y de acceso a servicios de salud.

El lugar se ubica a unos kilómetros del centro de Toluca, donde los entrevistados aseguran que luego de la movilización de autoridades por las constantes tomas clandestinas localizadas en la zona, “nadie volvió, salvo para amenazarnos”.

“Cuando pasó eso [el derrame] ya habíamos denunciado como seis o siete pinchazos al ducto en un par de semanas, pero el huachicoleo lleva años aquí”, explica la señora.

Dice que cuando detectaron la contaminación de los pozos acudió personal de Pemex, pero en vano, pues “nos dijeron que éramos ignorantes, que eso de la filtración era falso y no volvió nadie”. Sin embargo, asegura que tanto la policía municipal como los trabajadores de la empresa acudían a cargar sus bidones de gasolina robada.

Ella, su suegra y sus dos hijas fueron las más perjudicadas con el huachicoleo a unos metros de su vivienda, porque su marido y su suegro salen a trabajar casi toda la semana, de modo que tienen que inhalar el combustible las 24 horas.

La gasolina afecta a las milpas. Los vecinos denuncian que a raíz de los derrames de combustible, murieron la mitad de los animales, pues acostumbraban a pastar en la hierba de los ejidos y en la mitad de ellos hubo tomas clandestinas que se filtraron al subsuelo.

“No sabemos bien si fue porque había gasolina por todos lados o porque en todo el campo se regó y al momento de que los animales comieron se intoxicaron, sólo vimos que a partir de que fueron más las tomas, se secó el campo”, dice uno de los encargados del pastoreo.

Mientras recorre el campo, señala la mitad de un ejido donde hay apenas unas cuantas matas amarillas secas. Dice que también es resultado del huachicoleo, pues el ejido fue sembrado al mismo tiempo que el de junto, donde el maíz alcanzó más de un metro de altura. La diferencia es que en uno se derramó el hidrocarburo por más de una semana.

“Los operativos de seguridad no llegaron”. “Aquí no hay vigilancia, si acaso una vez o dos a la semana escuchamos el helicóptero, pero por tierra no vemos para nada a la policía o a los militares. Antes sí, venía la municipal, nos amenazaban para no denunciar que sacaban gasolina”, dice la joven madre.

Todos los habitantes de esta zona piden reservar sus rostros, pues temen a los policías municipales, que durante la pasada administración los amenazaron con represalias.

El miedo no les impidió llamar a las autoridades para que los ayuden a resolver las condiciones en las que viven, ya que temen que sus hogares tengan una explosión.

Localizan más de 10 tomas clandestinas. Por su parte, el ayuntamiento de Toluca informó que la Dirección de Seguridad Pública, la Defensa Nacional y la Policía Federal identificaron más de 10 tomas clandestinas de combustible a principios de año tan sólo en el perímetro de San Cristóbal Huichochitlán.

“Actualmente se hacen patrullajes y monitoreos constantes con el Ejército para checar que no operen [tomas clandestinas”, añade el director de Seguridad Pública, Roberto Valdés.

A la par, dijo, varios de los cambios en mandos operativos y comandantes de región responden a las denuncias de los vecinos sobre las amenazas y la corrupción que se presume por el robo de gasolina, pero, comentó, nadie denunció formalmente ante las autoridades federales.

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