Nopaltepec, Méx.— Lo que sería un gran festejo por su boda civil se convirtió en una pesadilla para Cristina, su esposo y la familia de la joven pareja de origen chileno.

El 18 de mayo viajaron, junto con familiares, desde la Ciudad de México hacia Tulancingo, Hidalgo. Iban en dos vehículos.

Alrededor de las 20:30 horas se incorporaron a la autopista México-Pirámides; hicieron una parada a la altura del municipio mexiquense de Otumba para ir al baño, pero el otro auto de sus familiares se adelantó.

“Éramos siete personas en la camioneta (...) en una subida porque la carretera es ondulante apareció una piedra frente a mí de 30, 40 centímetros de alto (...) y a la hora de esquivarla me llevo dos llantas, hago la maniobra para orillarme”, contó Cristina.

Bajó del vehículo al igual que su esposo y el tío de él para revisar los daños y entonces aparecieron dos sujetos armados, encapuchados. “Escucho ruido atrás de nosotros amenazándonos. ‘¡Hijos de la chingada!’”, relató.

Cristina pidió ayuda al 911, la operadora le preguntó en qué kilómetro se encontraban, pero ella no sabía y tampoco pudo enviar su ubicación por WhatsApp porque no tenía señal de internet. Los dos delincuentes les apuntaron con sus armas a los que estaban en el interior de la camioneta para que se bajaran y se la pudieran llevar, pero el esposo y el tío les explicaron que por los daños no podrían hacerlo, entonces les exigieron dinero.

“Entre todos traíamos como 3 mil pesos porque era un viaje corto en realidad, veníamos de la Ciudad de México a Tulancingo, ahí es cuando un asaltante le dice a mi marido que se van a llevar a las mujeres y es cuando empiezan a forcejear”, narró.

En medio de la oscuridad se escuchó un disparo. Un tercer delincuente llegó al sitio y fue el que más agresivo se puso.

“Escucho otro disparo, volteo y por alguna razón que aún no logramos entender los asaltantes se van (...), el tío sale de entre los matorrales con una herida en la cabeza y se sube en la siguiente fila de asientos y me dice ‘tu esposo está herido’”, recordó.

A los tres minutos llegó una unidad de la Guardia Nacional con dos elementos; la ambulancia arribó 10 minutos después y trasladaron a su marido (quien salvó la vida), tío y suegra al Hospital General de Axapusco.

Los integrantes de la Guardia Nacional advirtieron a Cristina que tenían que moverse de ese punto porque era una zona “muy caliente”. Ella se siente agradecida por el apoyo recibido luego de que se hizo público su caso en redes sociales, pero hasta ahora ninguna autoridad del Estado de México la ha buscado para continuar con la investigación.

“Zona caliente”

El área donde ocurrió el asalto es San Felipe Teotitlán, perteneciente al municipio de Nopaltepec, donde muchos de los pobladores se dedican al huachicoleo de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero se han diversificado en otras actividades ilegales, como el robo a transporte público de pasajeros, de carga, a automovilistas, secuestro, narcomenudeo, venta de armas, abigeato y extorsión.

En ese mismo tramo, en noviembre de 2017, el entonces director de Izzi, Rodolfo Lagos Espinoza, quien realizaba un recorrido en bicicleta, murió durante una balacera entre sus escoltas y dos hombres que intentaron robarle a él y a su acompañante sus vehículos.

Hace unas semanas se instaló la Estación Pirámides Vías de Comunicación de la Guardia Nacional, pero son pocos los elementos de la corporación federal para enfrentar a los integrantes de esas bandas que operan en ese corredor turístico.

Hace varios meses autoridades mexiquenses realizaron un diagnóstico de la incidencia delictiva que se presenta en algunos puntos de la zona nororiente de la entidad y determinaron que el tramo de mayor riesgo se encuentra a la altura del poblado de San Felipe Teotitlán, precisamente donde ocurrió el ataque a la familia de Cristina.

Algunos de los grupos delincuenciales están conformados hasta por 70 personas, entre ellos mujeres, sus edades oscilan entre los 18 a 60 años.

“Se dedican a todo, venta de armas, venta de droga, homicidios, robo a transeúntes, transporte público y de carga, son todólogos”, aseguró una fuente de la Secretaría de Seguridad del Estado de México, quien pidió no revelar su identidad.

Los principales líderes de esas organizaciones delictivas son originarios de la colonia Roma, que forma parte del poblado de San Felipe Teotitlán.

“Ellos empezaron a robar pequeñas cosas, pero después se dedican al abigeato y cuando le ven provecho a esto empezaron a robarse vehículos y luego alguien los conectó con tepiteños que les llevan las armas y empezaron a vender las armas, luego droga y ahora también se dedican al huachicol”, afirmó.

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