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A un año del sismo del 19 de septiembre, Tirso González Romero vive en una casa apuntalada con siete polines.Su vivienda ubicada en la colonia Santa Martha Acatitla, en la delegación Iztapalapa, resultó afectada por el movimiento telúrico, y el único apoyo que ha recibido de las autoridades son los trozos de madera que sostienen, principalmente, el cuarto donde diariamente duerme con su esposa de 62 años.

La vivienda de Tirso es una de los más de 20 mil inmuebles a punto de caerse por el 19-S en Iztapalapa.

Según la delegación, los daños son comparados con las afectaciones que sufrió el municipio de Juchitán en Oaxaca, uno de los pueblos más perjudicados del país luego del sismo del 7 de septiembre del año pasado.

Los costos de la reconstrucción, de acuerdo con el censo realizado por la delegación, suman más de 2 mil millones de pesos.

Iztapalapa. Reina el olvido entre damnificados
Iztapalapa. Reina el olvido entre damnificados

La delegación más afectada

“La delegación Iztapalapa fue la última a la que se le volteó a ver. No hay alguien que haya sido más afectado en esta ciudad que esta delegación en materia de sus calles, sus servicios, su drenaje, en el tema del agua que seguimos teniendo problemas. El censo tiene que ver con vivienda unifamiliar, es una desventaja porque no hay nada más costoso que eso, y aún no hay lineamientos para la reconstrucción para este tipo de vivienda”, afirmó Dione Anguiano, jefa delegacional, en entrevista con EL UNIVERSAL.

Destacó que el órgano administrativo ha erogado 140 millones de pesos para la reparación de viviendas e infraestructura pública dañada, como la reparación de mil 850 fugas de agua en la red hidráulica y el inicio de la sustitución de 8 mil metros de drenaje en colonias afectadas.

Anguiano Flores comentó que también se han enfocado en demoler viviendas; sin embargo, reconoció que “no nos alcanza”.

Uno de estos casos es el de José Camacho Landeros, de 62 años, quien tuvo que demoler su casa por cuenta propia.

El predio se ubica en la colonia Santa Martha Acatitla. Detrás del zaguán blanco esconde una montaña de metro y medio de escombros, que han permanecido desde hace varios meses, pues no ha podido retirarlos. Las lagartijas corren entre los restos de lo que eran dos pisos, ocho cuartos, dos salas y una cocina.

“Cuando empezó el temblor estábamos mi esposa y yo, nos salimos corriendo porque se empezaron a mover las paredes muy feo, se empezaron a botar, se cuarteó toda la losa, se empezó a caer el techo. La mayoría de mis cosas las perdí, el refri y la estufa quedaron aplastados”.

Relató que la delegación realizó un estudio de suelo, ya que se infiere la presencia de grietas en esa zona. Sin embargo, ningún funcionario volvió, por lo que se tuvo que apoyar de cinco amigos para tirar la casa con marros. La demolición tardó dos meses.

“Un amigo era arquitecto y me decía: ‘No vayas a empezar con estas paredes porque se te viene abajo’. Él nos iba diciendo y nosotros íbamos tirando.

“Quería construir pero no sé cuándo lo voy a poder hacer, lo que me interesaba era tirar porque era un peligro, y todavía son peligro esas paredes, ahora voy a pensar cómo le hago”.

Ahora, José Camacho vive en el mismo predio, donde se ubica otra casa, propiedad de su padre que ya falleció. La vivienda, que sigue a nombre de su progenitor, reporta algunas grietas.

“Tengo ese lugar para vivir con reserva de que vuelva a temblar, las ventanas se empiezan a quebrar, se está asentando la casa porque pasan en medio las grietas. Yo pido que me ayuden con el predio porque tengo que hacer el juicio de intestado”.

Faltan dictámenes oficiales

En la casa de Tirso González Romero siguen esperando un dictamen oficial de un Director Responsable de Obra (DRO) para que su casa sea rehabilitada o reconstruida. Tirso afirma que su única certeza es que Protección Civil revisó su vivienda, la cual, dijeron, está en riesgo alto, es decir, es un inmueble que no puede ser ocupado y deberá someterse a un proyecto de reconstrucción y reforzamiento estructural avalado por un corresponsable de seguridad estructural.

“Es preferible mitigar el riesgo a comprar una casa o a rentar. Están muy engorrosos los trámites, y que el DRO y que Protección Civil, y que falta la firma, y que vaya a ver al ingeniero, así están las autoridades. Que me apoyen a la voz de ‘ya’, que no me vaya a pasar como he visto en las noticias a otros edificios que se colapsaron, que se caen, es mi único patrimonio, me lo heredó mi papá”.

Los vecinos de Santa María Aztahuacán viven una situación similar a la de Tirso González, el edificio 6 de la Unidad Habitacional Infonavit sufrió diversos daños, en su momento, la Jefatura Delegacional de Iztapalapa dijo que no podía ser ocupado. A la fecha, las cintas amarillas acordonan los departamentos de la planta baja.

Margarita López Lugo, de 41 años, comentó que los vecinos tuvieron que contratar los servicios de un DRO que cobró 7 mil 800 pesos para saber el estado real del inmueble. Hoy, a un año del temblor, no tienen certeza del inmueble que siguen habitando.

La delegada Dione Anguiano refirió que los trámites han sido lentos ante la Comisión para la Reconstrucción a cargo de Edgar Tungüí, debido a que los inmuebles deben contar con un dictamen de un Director Responsable de Obra. “Hay una lista de 2 mil DRO en la ciudad, y nosotros tenemos 20 mil casas en Iztapalapa. Esto ha sido un proceso largo y tedioso.

“Me parece que tendrá que hacerse toda una política de protección y de prevención y de atención inmediata. Tiene que hacerse un esquema rápido para resolver lo que ya se tiene cuantificado, y nosotros ya lo tenemos”, sostuvo.

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