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Los crímenes contra mujeres conocidos como feminicidios son cada vez más constantes en la Ciudad de México. Durante este año, la Procuraduría capitalina ha registrado 50 casos en los que los novios o parejas sentimentales son los responsables de asesinar a las mujeres, un delito que sucede intramuros; y aunque a decir de los especialistas es difícil prevenir, sí se pude frenar si los imputados son castigados de una manera ejemplar.

En ese sentido, la dependencia investigadora tiene un mapeo de focos rojos, son las delegaciones donde más crímenes en contra de mujeres se cometen. Esta lista la encabeza la delegación Iztapalapa; le siguen Gustavo A. Madero —donde el domingo pasado fue encontrada Anayentzin— y Cuauhtémoc, y de ahí la violencia se canaliza en el sur de la Ciudad de México, en particular Tlalpan y Coyoacán.

Las estadísticas de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México detallan que de 2011 hasta el primer semestre de este año se registraron 300 mujeres que fueron asesinadas por sus parejas sentimentales. Del total de presuntos responsables, apenas 30 fueron detenidos y sentenciados por este caso. En promedio reciben de 25 a 30 años de prisión, algo que a decir de los especialistas es un castigo menor considerando el daño social que ejerce el feminicidio.

Daño a familias. Camila Rodríguez, especialista en el tema de la UNAM, explicó que la sensación de impunidad es el motivo principal por el que los ataques van en aumento, pues los agresores y asesinos de mujeres saben que difícilmente serán atrapados, y en caso de ser detenidos sienten que el castigo es menor y pueden continuar sus vidas dentro o fuera de prisión.

En cambio, el daño que el feminicidio ocasiona a las familias de las víctimas, a sus hijos, a sus padres y el entorno, es complicado para resarcir. “Este problema lo estamos viendo con el caso de Anayetzin, sólo por mencionar el más reciente, pero también se puede ejemplificar con el de Lesvy, ¿cuál fue el castigo ahí?... en el primero, el presunto [responsable] está prófugo, y en el segundo ni siquiera lo quieren tipificar como feminicidio”.

“Entonces esto lo que provoca es que se aliente la comisión de este delito. Es un problema sistemático que se puede frenar, hay que ver lo que hicieron las autoridades en Ciudad Juárez, donde el feminicidio se castiga con pena vitalicia y esto se refleja en los números: después de que fuera un lugar simbólico en este tema, ahora se registran casos mínimos, entonces lo mismo se debe aplicar en la metrópoli, sobre todo aquí y en el Estado de México”, consideró la entrevistada.

Las estadísticas sobre feminicidios detallan que las víctimas tienen un rango de entre 18 y 30 años de edad, con un perfil definido: sus parejas sentimentales pasaron de los celos al insulto y luego a los golpes. En ocasiones, dice la también socióloga, este hecho no se denuncia porque se cree que es “normal”, además el estigma que cargan las “golpeadas” es mucho.

“También deben intervenir las familias y se debe fomentar la denuncia; es decir, las mujeres no deben permitir la violencia física o sicológica, lamentablemente es un patrón que cuesta vida y lo estamos viviendo”, concluyó la especialista.

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