“En los baños del no hay jabón y el agua que sale está sucia. Con eso tenemos que lavarnos las manos”, asegura una taquillera de la Línea 1 del Metro. Dice que desde el comienzo de la pandemia por no han tenido medidas de protección para el área de taquilla.

Cuenta que fue cuando inició la Fase 2 de la emergencia sanitaria en la Ciudad de México cuando les dieron una careta pero ésta no fue de mucha ayuda debido a que era muy frágil y al armarla, los materiales no embonaban. “Tuve que comprar una careta y apenas hace unos días nos dieron un cubrebocas y gel. Sí andan afuera regalando pero al personal no le dan nada”, dice a El Universal.

Después les dieron unos guantes de látex para toda la jornada pero hasta ahora no les han explicado cuáles son las instrucciones o medidas que deben tomar para prevenir contagios entre el personal o los usuarios. No han tenido ningún tipo de indicaciones.

La repartición de gel antibacterial y cubrebocas no son de buena calidad sino más bien para que no nos quejemos. Solo llegan, te botan el material y tenemos que firmar de que nos entregaron”, afirma la trabajadora del Metro. También relata que con el inicio de la contingencia cambiaron las condiciones de trabajo para empleados debido a que al personal de alto riesgo como adultos mayores o personas con alguna enfermedad crónica los mandaron a casa.

Sin embargo, el Sistema de Transporte Colectivo anunció a principios de abril que las taquillas cerrarían a partir de las 6:30 de la tarde. Esto causó que a quienes trabajaban en el tercer turno, como ella, los cambiaran de horario y les fueran rolando también la taquilla y línea donde trabajarían. Parte de este rol fue descansar una semana a cada taquillera para evitar contagios.

“Ustedes sabrán cómo le hacen’, fue lo que nos dijo el supervisor para quienes nos quejamos por tener que aceptar el cambio de rol”, dice. Tanto ellas como sus compañeras coincidieron en que a algunas no les queda el horario o las mandaron al otro extremo de la ciudad cuando viven en la zona norte del Estado de México, por ejemplo.

Hicieron una carta y la entregaron a la coordinadora Nora Thelma Arce pero no obtuvieron una respuesta ni cambio en sus condiciones laborales. “No hay un escrito que nos hayan mandado, ni un curso, ni una conferencia, no hay nada. Todos estamos trabajando con nuestros propios medios”.

Cuenta también que cuando las taquillas cierran y donde no hay máquinas, la gente se pone violenta y les gritan groserías por no venderles los boletos o recargar sus tarjetas. También cuando recomiendan a los usuarios usar careta o cubrebocas, se molestan o los ignoran.

La taquillera resalta que apenas a finales de abril fueron a desinfectar las taquillas. Describe su lugar de trabajo como un “huevito” donde ya han tenido plagas de cucarachas, ratas y chinches porque está muy sucio.

No tienen horario de comida o para ir al baño, las condiciones también son muy malas. Al preguntarle sobre la sanitización que se anunció por parte del Gobierno de la Ciudad de México al inicio de la pandemia, la taquillera asegura que la cuadrilla solo funcionó durante los primeros días pero ya después no.

Hasta hace unas semanas fue cuando desinfectaron la taquilla y tampoco se hace de manera regular, por ejemplo, cuando se sabe de casos positivos de coronavirus van sanitizando. Ahora con la reapertura de actividades no les han dicho nada y tampoco sobre si habrá nuevas medidas al respecto.

En un comunicado, el Metro precisó que les tomaban la temperatura a los trabajadores antes de entrar. Sin embargo, algunos aseguran que esto no ocurre en todas las áreas.

Algunas de las medidas que toma para prevenir contagios con su familia y entre los usuarios es salir de casa, desinfectarse con gel antibacterial, cubrebocas y careta. Al llegar a la taquilla se vuelve a desinfectar y empieza el día.

Al final repite este mismo procedimiento. “Estar en contacto con el dinero es súper riesgoso y los guantes no funcionan mucho para apoyarnos pero los tenemos que usar, con lo que se pueda”.

Precisa que usa guantes de tipo quirúrgicos. Al no contar con los insumos necesarios por parte del Metro todo este material lo compran por cuenta propia.

“Nosotros colocamos trapos y compramos las jergas necesarias para ir desinfectando la taquilla durante el día. Realmente apenas hace unos días nos dieron un desinfectante pero durante todo este tiempo no nos habían dado nada. Obviamente nada más nos dan eso o un equipo realmente de limpieza. Tampoco hay un manual o un protocolo de lo que debemos hacer”.

Considera que desde el inicio hizo falta un protocolo de prevención ante la pandemia. “Nosotros éramos los primeros que debimos haber descansado y no trabajar por el riesgo que hay en la transmisión por el dinero. Debieron de tener alguna estrategia con la cual evitar que el personal de taquilla trabajara e implementar más máquinas de recarga”.

Gel antibacterial con hongos

Los reguladores también se quejan de las condiciones laborales en las que sigue operando el Sistema de Transporte Colectivo. Durante la Fase 2 de la contingencia hicieron algunas pruebas y hubo a quienes les confirmaron casos positivos y días después afirmaron que había sido un error.

Uno de ellos destacó que no solo fueron los talleres de Ciudad Azteca en donde se dio un brote de coronavirus sino también en los de estaciones como Pino Suárez y Aculco. Aseguran que en esta área sí toman la área sí toman la temperatura al entrar a las instalaciones del Metro.

Ahora piden que quienes regresen de vacaciones o de descanso les hagan pruebas de Covid-19, sin embargo, no les han dado respuesta a esta solicitud. Esto a pesar de que se han reportado varios casos entre el personal y algunos usuarios.

A los empleados que han tenido coronavirus les dan siete días de reposo porque además los resultados han tardado en entregarse. “Hay un compañero que estuvo con nosotros primero y ahorita ya está internado por covid”. Los casos que han salido positivos han sido asintomáticos, en su mayoría.

Un regulador comenta que han tenido experiencias de usuarios que se enojan por alguna razón y escupen en la ventanilla de la taquilla. También por el cierre de las estaciones, la circulación entre los trenes es más espaciada y se hacen aglomeraciones de gente.

“Al principio nos dieron cubrebocas de buena calidad pero ya los que nos han dado últimamente son de mala calidad y hasta se nos caen. También el gel que luego nos dan vienen con hongos”.

Consideran que debieron adecuar las medidas de seguridad de acuerdo con el área de trabajo a la que pertenecen. “La careta es muy buena pero no es muy funcional para nosotros porque luego también se nos empieza a empañar y tenemos que quitarla para poder ver”.

Hasta principios del mes de junio había más de 300 trabajadores contagiados por coronavirus.

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