Llegan uno, dos, tres o más desconocidos a su calle y toman lo que no les pertenece. Entran a sus casas a cualquier hora del día para robarles sus televisiones, computadoras, joyas; quitan los espejos de sus carros justo en la entrada. Cuando caminan por la acera, estos hombres llegan de improviso y les quitan sus teléfonos y carteras a punta de pistola o con cuchillos. Así, los delincuentes invaden calles y colonias de la Ciudad de México y roban, asaltan o piden “cooperación” a vecinos.

Los afectados, hartos, y con la percepción de que la inseguridad rebasó a la policía, se unen para amenazar a los delincuentes que entren a sus calles. Su método: pancartas. Las mantas son por lo regular rojas y amarillas. Se colocan en lo alto para que sean visibles y están detenidas desde las ventanas de casas o postes.

Esto a pesar de que según la SSPCDMX, durante 2017 el robo a casa habitación disminuyó entre 12% y 13%.

Algunas dicen “Alto, delincuente”; otras “te estamos vigilando. Vecinos unidos”. Las más extremas tienen dedicatoria personalizada; “Ratero, si te agarramos te linchamos”. También hay algunas lonas que tienen impresos los rostros de aquellos responsables de los delitos en contra de la comunidad.

Este diario realizó distintos recorridos a las colonias donde existen estos mensajes dirigidos a la delincuencia; los nombres de los vecinos que dieron sus testimonios fueron cambiados por seguridad. En la colonia Estrella, a cinco minutos de calzada de los Misterios, hay mantas contra los asaltantes. En la esquina de una calle con estos “avisos” hay un negocio cuyo dueño ha sufrido de distintos robos en 30 años de servicio.

Zonas inseguras

El primer atraco que recuerda Édgar fue hace años, cuando le quitaron la puerta a la cortina de su local. Al día siguiente llegó un desconocido a ofrecérsela; le dijo “te vendo una puerta para tu negocio”. Édgar, molesto, le dijo que se fuera, que no quería nada, enseguida aquél desconocido ocultó la puerta debajo de un coche cercano.

En lo que va del año, la SSPCDMX ha recibido 86 denuncias por robo a negocio. Las delegaciones donde más ocurren este tipo de delitos son: Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc. La dependencia aceptó que durante 2017 aumentó 7% este delito.

Otro día le robaron una motocicleta que estacionó fuera de su local. Y meses después otra, y otra más. La última vez que atestiguó una agresión directa fue cuando asaltaron a una persona a pocos metros de su negocio; los hombres se dieron cuenta que Édgar había sido testigo y uno lo amenazó con una pistola.

Lo metió a su propio consultorio y lo encerró ahí durante horas. “Por eso ahora dejo la puerta abierta, porque llegan, te agarran aquí adentro, y ni quien se dé cuenta”, dice.

Hace un mes los vecinos se juntaron para agarrar a unos hombres que merodeaban la zona; Édgar subió a una de sus motos y los persiguió; de repente pensó que si se involucraba de más podría ser contraproducente.

Desde hace dos meses, los vecinos colocaron mantas en su calle y mejoraron la seguridad: cada casa tiene una alarma vecinal y la mayoría de los hogares cuenta con una cámara de vigilancia en lo alto de sus paredes.

La colonia Estrella está en la delegación Gustavo A. Madero, una de las demarcaciones con mayor índice delictivo en la Ciudad de México, según la Secretaría de Seguridad Pública capitalina. En esta zona hay robos de todo tipo, incluso a la gente que sólo pasa por la zona y a bordo del transporte público.

Así sucede también, por ejemplo, en la delegación Cuauhtémoc, en las colonias Buenos Aires y Doctores, que se caracterizan por los negocios de autopartes.

En ésta colonia hay lonas de un metro por metro y medio que se alcanzan a ver desde el Eje Central. Las mantas son de color rojo con letras negras. El señor Daniel, un vendedor de autopartes, dice que él las colocó porque desde hace semanas hay al menos tres jóvenes que se acercan a pedir dinero a los comerciantes a cambio de no “atacarlos”.

En la capital, durante 2017, aumentaron delitos como robo con violencia y robo a transeúnte, con 64.4% y 58.3%, respectivamente, de acuerdo con las últimas cifras del Observatorio Nacional Ciudadano. Por otro lado, sobre este delito, cifras de la procuraduría capitalina arrojan que del 1 de enero hasta el 13 de diciembre de 2017, se pusieron a disposición a 4 mil 613 personas.

“Son tres chamacos que vienen y nos piden dinero. Nos organizamos cerca de 80 personas en un grupo de WhatsApp para compartir fotos o avisar cuando vengan por aquí”. Estos presuntos delincuentes amenazan y les piden cooperación obligatoria a los comerciantes.

Sin miedo, advierte que cuando los atrapen, “los van a matar” y que él y sus colegas recabaron fotos de los jóvenes para hacerles frente, a pesar de que patrullas hacen rondines.

En la delegación Miguel Hidalgo, fuertemente impactada por delitos de robo a transeúnte, también hay pancartas. En la colonia Roma, en la Condesa, los habitantes tienen silbatos para hacerlos sonar en caso de algún delito. Sin embargo, la última vez que detuvieron a un hombre que llevaba una bolsa con autopartes, éste salió de la cárcel al poco tiempo y regresó a la misma calle.

“Pancartas no siempre previenen asaltos”

“Todos los vecinos tienen derecho a avisar que sus calles son seguras, pero que de ahí los delincuentes se echen para atrás, hay que verlo…”, dice el vocero del Consejo Ciudadano de Seguridad de la capital Francisco Hoyos. Para esta organización civil, el colocar mantas o pancartas que pretendan alertar a los asaltantes que sus acciones podrían tener consecuencias, pero no son una medida 100% eficaz.

Hoyos explica que el crimen es un negocio y que los delincuentes no tienen burocracia pues “se ponen de acuerdo muy rápido”. Cuando cometen un delito, estas personas reciben una serie de incentivos, sobre todo económicos, y “el que tú puedas estar avisando que están organizados y que ‘si te detenemos te podemos hacer algo’, incluso puede alertar a los delincuentes para que cambien su modus operandi. “El delincuente tiene que ser flexible porque se tiene que adaptar a ciertas condiciones para cometer el delito, es una persona cobarde, miserable, pero no tonta”.

Entonces, ante el escenario de que las pancartas no siempre evitan que los asaltantes cesen de cometer delitos en las calles, la solución que propone el Consejo Ciudadano es una mejor organización. “Si estamos comunicados con los vecinos y permanentemente denunciamos los problemas en nuestras colonias, entonces sí inhibimos al delincuente.

“Cuando le pedimos a la delegación que haya alumbrado público, buena pavimentación, cuando denunciamos ante la policía o la procuraduría cualquier cosa que nos esté molestando o nos esté afectado generamos una presión a las autoridades. El que tú le avises al delincuente que no se meta a tu calle puede funcionar cierto tiempo, pero después, si al delincuente no le sucede nada, ignorará la advertencia”, dice Hoyos.

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