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En Avenida Guelatao y Eje 7, alcaldía Iztapalapa, hubo dos muertes: un motociclista fue arrollado por un camión de carga y, después, a pocos metros de distancia, un taxista sufrió un infarto.

Por la mañana, policías y reporteros llegaron al cruce de dichas calles por el reporte de un hombre sin vida. La zona estaba acordonada para proteger el cuerpo del motociclista que, aparentemente, se cruzó en el camino de un vehículo pesado que no frenó a tiempo y se lo llevó entre las llantas, por lo que el conductor fue detenido para que diera su declaración.

Mientras los agentes atendían este caso, el taxista Javier “N”, de 55 años, pidió a los uniformados llamar a una ambulancia porque tenía un dolor en el pecho, por lo que éstos tocaron el botón de pánico de una de las cámaras.

En sus enlaces en vivo, los reporteros no sólo anunciaban la muerte del motociclista, también denunciaban que no llegaba la ambulancia para auxiliar al taxista. Así pasaron hasta 30 minutos.

Don Javier se desvaneció y su cabeza pegó contra el pavimento. Intentaron reanimarlo, por momentos se calmó, pero el tiempo avanzaba, el dolor no cesaba, los apoyos médicos no aparecían e incluso un reportero intentó darle primeros auxilios. Hubo quien tomó el celular del hombre y llamaron a sus familiares.

Para cuando la ambulancia arribó Javier “N” había muerto. Luego “llegó una hija y le dijo: ‘Tú te sentías mal en la mañana, ¿por qué fuiste a trabajar’’”, contó uno de los testigos. Después de una hora en el sitio, “el Ministerio Público levantó al motociclista y al señor”.

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