Valle de Chalco, Méx.- La vida de Alejandra Aimé dio un giro radical cuando tenía 20 años de edad.

De ser una joven con un futuro promisorio, una sobredosis de Diazepam y una presunta negligencia médica durante su estancia en un hospital, la dejaron con daños cerebrales irreversibles.

De acuerdo a la familia de Alejandra Aime, durante la madrugada del 29 de febrero del 2020, la joven originaria de Valle de Chalco fue encontrada semidesnuda, drogada y violada, en la comunidad San Antonio Tecómitl, en la alcaldía Milpa Alta, en la Ciudad de México.

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Lo que le ocurrió a la muchacha esa noche aún es incierto, pero su madre sospecha de la familia materna y un novio de la joven, por lo que exigen a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México que se investigue el caso como intento de feminicidio.

"Ella se fue a vivir con mi papá o sea su abuelo para cuidarlo y de ahí me dicen que salió de la casa en la noche, pero ya no regresó hasta que la encontraron drogada con Diazepam. Hace un año me enteré que mi sobrino tuvo algo que ver con lo de mi hija, mi papá lo reconoció, estando aquí viviendo me dijo es que mi niño nada más cometió un error, se les pasó la mano hija que quieres que yo haga, así me lo dijo mi papá y que él no iba a decir nada porque no iba meter a su niño a la cárcel y tiene 22 años”, contó Matilde, madre de Alejandra Aimé.

La madre de Alejandra explicó que ya en el hospital Milpa Alta su hija no recibió tratamiento adecuado, fue nuevamente sedada con el medicamento con la que la habían drogado.

"Cuando ella estaba en el hospital y que la habían entubado, yo una vez entré y estaba despierta, en el momento en que me vió que entré, me acerqué a su cama levantó su mano de su cama y me señaló que quería hablar y se sentó solita.

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Le dije a la doctora ‘mi hija ya reaccionó’ y la doctora entró y la vio, y dijo que esos eran movimientos involuntarios y le dijo a la enfermera que la sedara con Diazepam, con el medicamento que la habían drogado y la envenenaron más y ahora mi hija no nos reconoce, no se mueve, no habla, está postrada. Yo le pido a la fiscalía que se haga justicia para mi hija”, clamó Matilde.

La familia también denunció que en sus expedientes médicos aparece el diagnóstico "adicta a sustancias" una mentira que afirma, fue dicha por algunos familiares cercanos para desviar la investigación.

"Yo tengo pruebas de los exámenes toxicológicos que hizo la Fiscalía General de la Ciudad de México, el de marihuana y cocaína dice que es negativo. Mi hija lleva dos años y medio así y no tiene recuperación alguna y no se me hace justo que tanto mi sobrino como el novio de mi hija sigan libres”, expresó.

“El estigma que le crearon de que era una adicta ha provocado que en instituciones de salud de la capital del país no la consideren candidata para una rehabilitación y tratamiento neurológico que necesita. Simplemente cuando ven su historial clínico con esa leyenda me dicen que ahí no puede recibir tratamiento que la lleve a otro lado”, lamentó.

La familia pide justicia

De origen humilde la familia de Alejandra pide justicia mientras subsiste con lo básico y trata de mantener con vida a la joven. Los médicos que la han visto eventualmente le han dicho a su madre que en cualquier momento puede morir por la condición en la que se encuentra ahora.

"Mi hija también fue violada y mi papá no autorizó el protocolo de violación que hacen en cualquier hospital, mi papá dijo que no autorizaba el lavado de estómago ni protocolo de violación. Mi papá dijo que ella le dijo que iba a un funeral pero le dijo que iba con su novio Brandon. Ella se fue y ya no regresó en la noche, pero ella hizo una llamada del teléfono de mi papá y mi papá no quiere proporcionar esa información, yo quiero que se haga justicia”, exigió la madre de Alejandra Aimé.

Por la precaria situación en la que está su familia, sus dos hermanas pequeñas dejaron de estudiar por la falta de recursos para comprar útiles, uniformes y cuotas escolares, y ahora apoyan en las labores de cuidado de su hermana mayor.

"Yo en puros pañales gasto 2 mil pesos al mes, más a parte está tomando una bebida especial". Yo no trabajo porque me toca cuidar a Alejandra y a mis dos hijas, y nos sostenemos del sueldo de 120 pesos diarios que recibe mi esposo por trabajar un triciclo de tamales y apenas alcanza para sus pañales, y desgraciadamente mis hijas no pudieron ir a la escuela este año", narró.

No tiene ningún tipo de apoyo oficial y Alejandra necesita una cama de hospital y una silla de ruedas.

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axl/acmr

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