Gabriel Hernández, guitarrista de 65 años, se enteró de que la música en vivo regresaría a los restaurantes tras prohibirse durante la pandemia, salió a recorrer Avenida de la República y algunas otras calles de la colonia Tabacalera, para ver si algún establecimiento le permitía tocar su guitarra para los comensales y ganar dinero.

Luego de interpretar dos canciones y terminar su presentación con Un collar de perlas, se colocó el cubrebocas y con su sana distancia pidió a las pocas personas que estaban en el restaurante La Manifestación que lo apoyaran con una moneda.

“Durante estos meses anduve en otro lado, ahorita me dejaron trabajar aquí, pero en casi ninguno [restaurante] puedo, dicen que no tienen permiso. No es sencillo y no creo que esto vaya a mejorar”, dijo mientras cruzaba la calle para seguir con su búsqueda.

Hay poca clientela

Los negocios que se encuentran sobre Avenida de la República están abiertos; sin embargo, la mayoría tiene poca afluencia. Uno de ellos, que se caracterizaba por tener música en vivo, no la tiene aún, pero incluso cuando el grupo regrese habrá cambios, porque sólo meterán un dueto o un solista, pero sin músicos.

El pasado 26 de junio el Gobierno capitalino empezó la transición al semáforo epidemiológico naranja, por lo que el sector restaurantero reanudó sus actividades, con ciertas restricciones, entre ellas la prohibición de música grabada o en vivo. Pero desde ayer se podría poner con un nivel máximo de 62 decibeles.

Mientras tanto, en la famosa Plaza Garibaldi poco a poco han regresado los músicos.

Jesse Emmanuel, que con sus compañeros mariachis tocaban Hermoso cariño para una pareja en la zona al aire libre de un restaurante, narró que desde el mediodía llegaron, pero no fue hasta pasadas las cuatro de la tarde que alguien solicitó su servicio.

Contó que durante estos casi cinco meses en que no pudieron presentarse algunos tuvieron que trabajar de carpinteros o hasta de sastres, para solventar sus gastos, por lo que se sienten tranquilos al regresar, aunque no al 100%.

Mientras, Sorayo, Francisco y Gabriel Aguilar, integrantes de un trío jarocho, dijeron estar “magníficamente contentos”, pues luego de más de 20 años tocando juntos en Garibaldi consideran un regalo regresar al lugar que sienten como su segundo hogar.

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