El vinagre es uno de los productos más versátiles en la cocina. Gracias a sus múltiples cualidades puede utilizarse como saborizante, ablandador de carne, desinfectante de frutas y verduras o para la conservación de alimentos.
Aunque seguro no sabías que puede darle un toque único a tus mermeladas caseras y en Menú te decimos por qué.
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The Nutrition Source, portal de la Escuela de Salud Pública de Harvard, explica que el vinagre es una combinación de ácido acético y agua, obtenida mediante un proceso de fermentación en dos etapas.
En dicho proceso, el alcohol se expone al oxígeno y a la bacteria del ácido acético, fermentándose durante semanas o meses hasta transformarse en un producto altamente apreciado.
Su nombre proviene del francés “vin aigre” que significa "vino agrio" y se tiene registro de su uso desde el 5000 a. C. en Babilonia. A lo largo de la historia, ha destacado por sus propiedades medicinales y su valor en la cocina, lo que le ganó un lugar importante en la vida cotidiana.
Además de ser bajo en calorías, el vinagre es compatible con dietas restringidas porque carece de azúcar y sodio, al mismo tiempo que aporta sabor a los alimentos.
Desde el punto de vista gastronómico, es comúnmente utilizado porque equilibra los platillos. De acuerdo con The Nutrition Source, sus principales usos en la cocina incluyen:
El vinagre tiene numerosos usos culinarios e incluso resulta útil en preparaciones dulces como las mermeladas.
Según la productora Vinagrerías Riojanas, agregar vinagre a una mermelada casera aporta complejidad a su sabor.
En la mayoría de recetas de mermeladas caseras se sugiere el uso de limón, ya que el ácido cítrico logra una textura adecuada y balancea la combinación de las frutas.
Sin embargo, el vinagre puede reemplazar al limón, especialmente en la mermelada de fresa. Esto se debe a que su acidez favorece la activación de la pectina, esencial para que la mezcla se gelifique correctamente.
Además, este producto es clave en la conservación de la mermelada. Al envasarla a baño María, aporta una acidez que mantiene el pH por debajo de 4.6, es decir, el rango apropiado para prevenir la proliferación de microorganismos.
El mejor vinagre para las mermeladas es el de manzana porque agrega matices dulces, profundos y sofisticados. También aporta brillo, complejidad y un contrapunto “umami” que realza el sabor del resto de ingredientes.
Si quieres utilizarlo, toma en cuenta lo siguiente:
Incorporar vinagre en tus mermeladas caseras no solo mejora su sabor, sino que contribuye a su conservación. Este ingrediente cotidiano puede convertirse en tu verdadero aliado en la cocina.
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